No hay que conocer demasiado de la lengua japonesa para saber que “arigató” quiere decir “gracias”. El término “irifune” se utiliza cuando un barco llega a puerto tras la jornada de pesca, lo cual implica “felicidad, buen augurio y alimento”. Precisamente esta palabra alude al nombre del restaurante creado por Juan Matsuoka, segunda generación de japoneses (nikkei), ya hace ocho años. Gracias por el alimento, entonces. Juan pasó mucho tiempo en el país de sus ancestros estudiando gastronomía, regresó al país en 1982, trabajó en varios lugares de Buenos Aires y finalmente regresó a Japón donde también hizo su experiencia en San Sui Tei, un restaurante de la ciudad de Ibaraki. Allí incorporó el estilo Kaiseki, que se caracteriza por el refinamiento acompañado por productos frescos de temporada y un cuidado especial por la presentación. En 2002, de nuevo en el país, trabajó en varias barras de sushi y también en Kitayama, uno de los restós japoneses más prestigiosos. La historia de Irifune tiene dos capítulos: la primera fundacional, en un local pequeño, que se mantuvo hasta 2008, cuando la demanda de clientes y la segunda en su ubicación actual, en la misma cuadra de la calle Paraguay. Llegué a Irifune por primera vez invitado por un colega que trabaja para la Embajada del Japón, un buen síntoma, como lo es también la habitual presencia de personas con ojos rasgados, signo inequívoco de que el lugar está bien valorado por la colectividad nipona. Hay que comenzar diciendo que al mediodía ofrecen varios menús muy convenientes, que incluyen sopa de miso, sushi variado y geishas, más bebida. Mejor consultar con las mozas, que son serviciales y didácticas. A la noche, ya se cobra cubierto ($ 10) y la opción sí o sí se orienta por el lado de la carta, donde hay combinados de sushi (desde $ 87 para una persona, hasta $ 277 las 40 piezas para compartir). Del sashimi recomendamos el blanco y azul Moriawase, y el maguro no osashimi de atún rojo. También hay nigiris y uramaki, entre ellos los menos clásicos de langostinos y queso cheddar, y el acevichado roll (fusión nikkei con la pesca del día y atún rojo) y los hot Philadelphia. Las geishas son delicias de salmón rosado con Philadelphia y palta. Y temaki relleno a elección del sushiman. Quienes opten por entradas y principales, pueden pedir la degustación de encurtidos y escabeches caseros, el ceviche mixto (única “desviación” peruana de la carta), los harumaki (arrolladitos primavera), giozas, y contundentes platos al wok, pescados, fideos (udon) en caldo, arroz salteado con vegetales, cerdo con salsa de jengibre y los tempura, ya sea de vegetales, langostinos y pescados. El teppan viene con langostinos, lomo o mariscos, siempre acompañados con vegetales. Vale un helado de té verde para finalizar. Una buena combinación es la cerveza japonesa, o un chopp tirado. También sake caliente o frío.
Irifune - Paraguay 436 - Tel.: 5277-8744. Abierto lunes a sábados mediodía y noche. Principales tarjetas.
Un restaurante de campo como los hay a montones en Italia. Peumayén, cuyos dueños son descendientes de alemanes del Volga, ofrece una cocina auténtica en la que se entremezclan platos autóctonos y de inmigrantes.