Aquilino Bistró - Pan y vino

Martes, 15 de octubre de 2013
Aquilino Bistró - Las Heras 1200, Vicente López -  Abierto lunes a sábados noche . Principales tarjetas.

Cocina: De Autor

Localidad: Vicente López

Precio: $$$

De la mano de Natalia Moretti y el chef Gustavo Escobar (que trabajó en Holanda y Malasia, entre otros lugares) Aquilino Bistró resultó otra grata sorpresa deparada por nuestra empedernida “degustación itinerante” de FDO (término plagiado a nuestro amigo uruguayo Gabriel Bialystocki).



Para hablar de Aquilino hay que contar una historia. La de un asturiano que llegó al país a comienzos del Siglo XX, donde el destino quiso que se hiciera panadero. Junto a Doña Alfreda, abrió tiempo más tarde “El Cañón” de Florida. En su homenaje el restaurante que abrió hace algunos meses Natalia Moretti, lleva el nombre de su querido antepasado. El bistró ocupa la esquina de Las Heras y Monasterio, en Vicente López. Su ambiente tiende más hacia lo romántico, o aún a la reunión entre amigos. Llama la atención enseguida que uno traspone el umbral, una escalera que lleva al sótano, con su cava. Para darle forma a su propuesta gastronómica, Natalia convocó al chef Gustavo Escobar, que acredita una poco frecuente trayectoria. Pasó por el Café des Arts y El Muelle, luego dejó Buenos Aires para trabajar en la Embajada Argentina en La Haya, en el restaurante “De Hoesfslag”, en “Neo Tamarind” de Kuala Lumpur, La Bourgogne de Punta del Este, y más. El estilo es francés, sin dudas, aunque también hay platos de raigambre mediterránea. La carta cambia mensualmente, y consta de cuatro entradas, y otros tantos principales y postres. El sistema es por menú degustación cuatro pasos (con amuse bouche incluido), y elección de un plato por paso. El precio es de apenas $ 170 más bebidas, con evidente relación precio calidad. Y no se cobra servicio de mesa, al tiempo que no cobran servicio de mesa (y te dan pan casero riquísimo).

Aquilino Bistró es una excelente opción barrial pero gourmet, en el norte del conurbano, en realidad a escasas diez cuadras de la Capital, donde se come muy bien y a un precio difícil de igualar.

Para comenzar hay carpaccio de langostinos con vinagreta de lima y crema de palta; cochinillo crocante con mousseline de zanahorias; vieiras marinadas con pimentón y espuma de morrones asados, y vegetales de la Provence con queso de cabra y miel de especias. Principales: conejo confitado en aceite de oliva, puré de apionabo y salsa moutard; dúo de mar con salsa marinera; cachete de ternera, papines andinos, tomates secos y pesto de rúcula; tagliatelle de albahaca con crema de hongos silvestres.

Para el final, coulant de dulce de leche y helado de vainilla; macarrón de limón con helado de aceite de oliva (el que más nos gustó); mousse de chocolate amargo y palta, con crocante de Bailey’s, y bizcocho húmedo  con coulis de frutos rojos y crema de menta.

La carta de vinos se ampliará próximamente; por ahora predominan los vinos de bodegas más grandes.





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