Fema es producto de la unión de las primeras sílabas de sus propietarios: Federico y Martín. Un nuevo restaurante en el polo gastronómico del barrio de Villa Devoto, cada vez más activo y que ofrece ahora una propuesta diferente a lo conocido. En síntesis, una cocina ecléctica y personal.
Fema - Avenida Lincoln 3959 Villa Devoto. Teléfono: 11 5014 8929. Horarios: martes a sábados de 10 a 1 AM; domingos de 10 a 24. Principales tarjetas. Precio: $$$
El polo gastronómico de Villa Devoto no para de crecer. Más ahora cuando, a través de un acuerdo entre el gobierno porteño y el de la provincia de Mendoza, el barrio pasó a ser el epicentro del Distrito del Vino en CABA.
Langostinos en panko.
Uno de los nuevos exponentes es Fema, estratégicamente ubicado sobre la Avenida Lincoln, cuya denominación nace de la primera sílaba de cada uno de los nombres de los propietarios: Federico y Martín.
Detrás de ellos, se encuentra un equipo de trabajo de cuatro, que son los responsables del armado de la brigada de cocina y del menú, la propuesta en general, la cocina en su movimiento diario y la barra de cócteles, otro punto fuerte del lugar.
Alejandro Poon es quien armó la carta de comidas; Antonio Fernández Nortes (hijo) en la asesoría general; María Vázquez al frente de la brigada y Mariano Hernández detrás de la barra.
Originales papas bravas.
El menú es difícil de encuadrar, porque incluye platos de la cocina mediterránea, otros que son una fija en la culinaria porteña, algún toque asiático y de Medio Oriente, sumado a la impronta personal de Poon.
Esto último tal vez sea el resumen del paso previo del chef por otros restaurantes (Komyun, Avant Garten, Ajo Negro, entre otros). Una cocina ecléctica.
Por lo tanto, no sorprende encontrar una notable empanada de carne desmechada (vacío en cocción larga con puerro, cebolla, morrón, demiglace y huevo); junto a un creativo tartar de zanahoria en caldo de vegetales y soja sobre colchón de palta, ají amarillo y hierbas.
O también unas papas bravas que son mucho más que eso, sino que están presentadas como milhojas y su salsa picante; o los crocantes langostinos en panko con mayonesa de harissa y alioli.
Quedaron por probar, en este capítulo de entradas, el clásico falafel de garbanzos, con hierbas, chutney de peras y una base de puré de causa limeña; y también el carpaccio de lomo con rúcula, parmesano y aceite de oliva.
Entre los principales, llegaron a la mesa tres opciones de las más requeridas: salmón rosado a la plancha con vegetales de estación al horno y salsa romesco (impecable el punto de cocción casi crudo del pescado, según lo pedido); 400 gramos de ojo de bife con puré de papas y salsa criolla (se recomienda acompañar la carne con esta preparación y pedir el punto jugoso), y el risotto con langostinos, calamares y mejillones.
Otras opciones son: entraña con papas rotas y cebolla caramelizada; milanesa de bife de chorizo con puré de papas; fettuccine con ragú de hongos al vino tinto; cannoli de pollo relleno con fontina, tomates secos, albahaca y almendras, con ensalada.
Para el público más joven, también ofrecen una hamburguesa que sale de lo habitual, afortunadamente. Sale con doble con cheddar y papas fritas.
Para el final, volcán de chocolate con coulis de frutos rojos y crema de bourbon; budín de banana con ganache de chocolate blanco y crocante de miel; o affogato con helado de crema americana.
La coctelería es un punto fundamental en Fema. Se denota mucha creatividad del bartender, como en el caso del Chocolate Old Fashioned (el bourbon se macera en chocolate); en el Negroni Prosciutto (el vermut rosso se macera en jamón crudo), y La Morte (gin macerado en alcaucil con jugo de sandía).
Para paladares más conservadores, hay tragos clásicos. Y también exhiben una carta de vinos muy variada y a precios razonables.
Fema viene a ocupar un vacío en el barrio, porque reúne varias cocinas en una. El lugar es agradable con un salón cómodo y, para quienes prefieren el aire libre a causa de la pandemia, hay ubicaciones sobre la vereda.
Sorpresas te da la vida (y la profesión). La visita a Bravado, el nuevo restaurante que funciona en el subsuelo del edificio de la Corporación América, en Vicente López, constituía toda una incógnita. Uno a veces observa la carta antes de llegar a un restaurante, y se crea expectativas que luego pueden cumplirse o no, ya sean favorables o desfavorables. En este caso, pasamos de la simpleza y la brevedad del menú, a un repertorio de creatividad desde lo aparentemente simple, que sorprende por el resultado final. Un mérito grande del chef Mariano Szatma Szotan, sin dudas. Un lugar de comidas que parece un Apple Store, donde cada cosa está en su lugar. Y que funciona como un relojito; todo lo que buscamos y elogiamos de un restaurante, lo encontramos en Bravado, que está realmente Bravo.
Con la pasta como protagonista, La Piccola rinde tributo a esa pasión compartida entre italianos y argentinos. Y agrega los antipasti y algunas otras opciones de seconti piatti, que completan un menú de espíritu mediterráneo. Es la nueva marca del grupo de La Paraloccia, en un lugar "histórico" de Palermo para la tradición culinaria italiana.
Un nuevo menú de pasos (el de octubre), creado por el chef Jonás Alba, y el souschef Jeremías Casino, para disfrutar en un espacio único, un living que atesora objetos antiguos y frases geniales de Churchill. Hay que seguir, mes a mes, las creaciones culinarias que nos brinda Winston Club, un lugar sorprendente alejado de los ruidos y las luces de los lobistas de las guías mediáticas y cada vez más descoloridas.