Murió Alain Senderens, un cocinero con principiosJueves, 29 de junio de 2017Ya era muy famoso cuando renunció a sus 3 Estrellas Michelin. Al enterarse que solo los inspectores de la guía podían retirárselas, le cambió el nombre a su restaurante. Fue un gran cocinero, pero más que eso un tipo con principios.
"Harto de las grilletes de la alta cocina, hace 12 años Alain Senderens devolvía sus 3 Estrellas Michelin. Diría, más bien, que "se liberaba" de ellas. Como aquella histórica devolución de Lennon (la medalla de Miembro de la Orden del Imperio Británico), fue uno de esos fuck-yous al sistema (gástrico en el caso del francés) que se instalan en la memoria colectiva. Tal es así que casi todos los obituarios que encontré de Senderens se titulan con esa bravade, como disculpándolo por haber sido uno de los padres de la Nouvelle, o las décadas de gloria del Lucas Carton, o su reinvención de la cocina moderna con influencias del sudeste asiático y descartando la gratuidad en el lujo. En fin, el más intelectual de los chefs falleció hace unos días. Lo saludamos con cariño, respeto y admiración". Con estas palabras, Federico Fialayre, chef de Tomo 1 escribía en las redes sociales (algo que no hace con frecuencia) para rendir homenaje al cocinero fallecido.
El "chef del vino", como también se lo conocía por preparar recetas utilizando esta bebida y ser un obsesivo por el maridaje, falleció a los 77 años en Corrèze, Francia.
No es común que alguien renuncie a la gloria como lo hizo Senderens. En 2005, dijo que no quería más sus 3 Estrellas Michelin para dedicarse a hacer algo diferente en la cocina.
Sus primeras estrellas las recibió en 1978 con su restaurante 'L'Archestrate' (que más tarde pasó a llamarse L'Arpège'), ubicado cerca del Hotel de Matignon, un palacio que es la residencia oficial del primer ministro francés.
En 1985, Sanderens fue chef de Lucas Carton, en la plaza de la Madeleine. Tras casi tres décadas al frente de este restaurante, alcanzó 3 Estrellas Michelin. Al renunciar a ellas, la guía le respondió que "son los inspectores quienes otorgan o retiran las estrellas". Por ello, el chef cambió el nombre del restaurante por Senderens, que cambió lo formal para seguir cocinando con sus técnicas haciendo una cocina más sencilla.
El francés consideraba que en los restaurantes de alta cocina con aspiraciones de estrellas, "se hace mucho teatro y poco tiene que ver con la vida real".
Hay que recordar que antes de Senderens, también Joël Robuchon dejó sus estrellas enfatizando que no estaba dispuesto a "ser juzgado por personas que tenían menos conocimientos culinarios que él".
Hubo otros que siguieron el ejemplo, pero mucho más trágico resultó cuando Benoît Violier se suicidó a los 44 años ante el temor de que restaurante en Suiza, perdiera alguna de sus 3 estrellas.
A propósito de estrellas y de rankings acuosos, ya vemos cómo chefs de gran reconocimiento como Gastón Acurio y Alex Atala han dejado de concurrir a la entrega de premios de los 50 Best Restaurants.
A esta altura, uno se pregunta: ¿no habrá llegado la hora de que algún chef renuncie a su ubicación en esta lista nefasta donde, en su mayoría, figuran los que hacen lobby y no los mejores cocineros? Difícil, no hay muchos Senderens en la gastronomía mundial (mucho menos en la argentina).
Ya era muy famoso cuando renunció a sus 3 Estrellas Michelin. Al enterarse que solo los inspectores de la guía podían retirárselas, le cambió el nombre a su restaurante. Fue un gran cocinero, pero más que eso un tipo con principios.
"Harto de las grilletes de la alta cocina, hace 12 años Alain Senderens devolvía sus 3 Estrellas Michelin. Diría, más bien, que "se liberaba" de ellas. Como aquella histórica devolución de Lennon (la medalla de Miembro de la Orden del Imperio Británico), fue uno de esos fuck-yous al sistema (gástrico en el caso del francés) que se instalan en la memoria colectiva. Tal es así que casi todos los obituarios que encontré de Senderens se titulan con esa bravade, como disculpándolo por haber sido uno de los padres de la Nouvelle, o las décadas de gloria del Lucas Carton, o su reinvención de la cocina moderna con influencias del sudeste asiático y descartando la gratuidad en el lujo. En fin, el más intelectual de los chefs falleció hace unos días. Lo saludamos con cariño, respeto y admiración". Con estas palabras, Federico Fialayre, chef de Tomo 1 escribía en las redes sociales (algo que no hace con frecuencia) para rendir homenaje al cocinero fallecido.
El "chef del vino", como también se lo conocía por preparar recetas utilizando esta bebida y ser un obsesivo por el maridaje, falleció a los 77 años en Corrèze, Francia.
No es común que alguien renuncie a la gloria como lo hizo Senderens. En 2005, dijo que no quería más sus 3 Estrellas Michelin para dedicarse a hacer algo diferente en la cocina.
Sus primeras estrellas las recibió en 1978 con su restaurante 'L'Archestrate' (que más tarde pasó a llamarse L'Arpège'), ubicado cerca del Hotel de Matignon, un palacio que es la residencia oficial del primer ministro francés.
En 1985, Sanderens fue chef de Lucas Carton, en la plaza de la Madeleine. Tras casi tres décadas al frente de este restaurante, alcanzó 3 Estrellas Michelin. Al renunciar a ellas, la guía le respondió que "son los inspectores quienes otorgan o retiran las estrellas". Por ello, el chef cambió el nombre del restaurante por Senderens, que cambió lo formal para seguir cocinando con sus técnicas haciendo una cocina más sencilla.
El francés consideraba que en los restaurantes de alta cocina con aspiraciones de estrellas, "se hace mucho teatro y poco tiene que ver con la vida real".
Hay que recordar que antes de Senderens, también Joël Robuchon dejó sus estrellas enfatizando que no estaba dispuesto a "ser juzgado por personas que tenían menos conocimientos culinarios que él".
Hubo otros que siguieron el ejemplo, pero mucho más trágico resultó cuando Benoît Violier se suicidó a los 44 años ante el temor de que restaurante en Suiza, perdiera alguna de sus 3 estrellas.
A propósito de estrellas y de rankings acuosos, ya vemos cómo chefs de gran reconocimiento como Gastón Acurio y Alex Atala han dejado de concurrir a la entrega de premios de los 50 Best Restaurants.
A esta altura, uno se pregunta: ¿no habrá llegado la hora de que algún chef renuncie a su ubicación en esta lista nefasta donde, en su mayoría, figuran los que hacen lobby y no los mejores cocineros? Difícil, no hay muchos Senderens en la gastronomía mundial (mucho menos en la argentina).