En Italia, suelen llamar campioni a aquellos vinos que sobresalen, que se escapan de lo ordinario. El Esteco presentó Chañar Punco 2012, blend de Malbec y Cabernet Sauvignon que está destinado a ganarse ese rótulo.
Sabíamos que la Bodega El Esteco venía realizando esforzados trabajos en la provincia de Catamarca, más precisamente en Santa María, ahí muy cerca del punto tripartito en el que esta última limita con Tucumán y las cercanías de Salta.
Para ser más precisos, el paraje se llama Chañar Punco y se ubica al oeste del río Santa María. Se trata de un nuevo terruño que, aun con sus propias características, pertenece a los Valles Calchaquíes y guarda similitudes con Cafayate. Punco significa “puerta” en lengua aborigen, y chañar claro está es una planta de la familia de las leguminosas, muy común en el NOA.
Recorriendo la Ruta 40 desde Cafayate hacia el sur, dejamos atrás Tolombón, última localidad salteña, para adentrarnos en Tucumán. Pasamos por Colalao del Valle, la entrada a las fabulosas Ruinas de Quilmes, y antes de ingresar a Amaicha hay que desandar siempre la misma ruta para ingresar a tierra catamarqueña.
Ahí nomás, unos kilómetros más adelante, a 1.900 metros de altitud, se encuentra Chañar Punco, un paraje casi despoblado en el que la Bodega El Esteco ha realizado una importante inversión.
El Esteco Chañar Punco 2012 es el primer vino nacido en ese terruño. Las uvas Malbec y Cabernet Sauvignon provienen justamente de esos viñedos cultivados hace veinte años. Son cuatro kilómetros de extensión, ubicados sobre conos aluvionales, que “representan un verdadero mosaico de suelos y posibilidades para uvas diferentes”, según cuentan los responsables de la bodega con asiento en Cafayate. La finca posee 278 hectáreas plantadas.
Alejandro Pepa, enólogo, y Francisco Tellechea, responsable de viñedos en la bodega, son las caras visibles del emprendimiento, aunque hay todo un equipo técnico detrás que está marcando el esfuerzo denodado con el que se ha trabajado la tierra primero, y construido las instalaciones para la elaboración después.
Una apuesta jugada por cuanto la infraestructura en la zona resulta casi nula, la gente de la zona era neófita en la materia y el centenar de kilómetros que separan a Chañar Punco de Cafayate era otro impedimento significativo.
Chañar Punco 2012 es el primer exponente del nuevo terruño explorado por la Bodega El Esteco. De Catamarca, en el sur de los Valles Calchaquíes, llegó para quedarse.
Sin embargo, si bien unos años atrás habíamos escuchado hablar de este proyecto como algo utópico, la realidad chocó violentamente con algún descreimiento previo que en aquel momento podía tener cierto asidero. Tellecheahablade las parcelas. Dice que “dos de ellas, la 73 y la 74, que se implantaron al norte de la finca con uvas Malbec, son ricas en material calcáreo y otros minerales metamórficos, mientras que las de Cabernet Sauvignon, de las parcelas 20 y 23 plantadas en parral, provienen de suelos pedregosos, ricos en limo y arena”.
Recorremos los viñedos y el fuerte sol del mediodía, refleja los parrales atigrados que le dan casi una presencia fantasmagórica a la imagen. El ingeniero agrónomo aclara que “hoy conocemos cada detalle de la finca, lo que nos permite hacer foco en unas pocas parcelas de elevado valor cualitativo, con suelos especiales, que son representativas del terruño de Chañar Punco”.
Agrega que “la selección no es azarosa, responde al mapeo de suelos que venimos realizando y que nos permite asegurar que estos conos aluvionales, ricos en gneis y granate, son la clave de su sabor diferencial”.
Con los resultados de los primeros estudios de suelo, cuentan que la bodega “se abocó a producir las parcelas por separado, las fermentamos en barricas de roble con levaduras seleccionadas e indígenas y un porcentaje de grano entero, para potenciar ese carácter distintivo y luego de 18 meses de crianza, armamos un corte con los vinos resultantes”.
La primera añada arrojó apenas 15 barricas de un vino que el enólogo, Alejandro Pepa define como de “corte opulento y fragante”. Agrega que el vino “ofrece aromas de frutas y especias, con un leve trazo mentolado, boca jugosa de taninos con trama fina, estructura y alta expresión gustativa, que llena el paladar con sabor y elegancia”.
El precio de la botella alcanza a $ 625. Y ya está en venta al público en vinotecas. Ver para creer, también en Catamarca se pueden hacer vinos de esta calidad.
La Bodega Fabre Montmayou, sorprende con el lanzamiento de un nuevo espumoso de alta calidad: Fabre Montmayou Brut Nature Méthode Champenoise, con 24 meses sobre borras.
Una noche para descubrir más de 50 vinos orgánicos en la Botica del Ángel. VIOS presenta una nueva edición de su experiencia que une vino, arte y sustentabilidad. Será el sábado 13 de diciembre, con degustación libre de vinos orgánicos y acceso completo a la casa-museo creada por Eduardo Bergara Leumann.