El whisky patagónico

Destilando a La Alazana

Miércoles, 6 de enero de 2016

La Alazana fue el whisky distinguido con una medalla de oro en el “Scottish Craft Distillers”. Compitió en una cata a ciegas con maltas escocesas.

La Alazana es una destilería fundada en 2011 en la provincia del Chubut, sobre una de las laderas del cerro Piltriquitrón (cerca del Lago Puelo). Si bien consiguieron la licencia ese año, Néstor Serenelli ya venía destilando hacía varios años.

Fue un trabajo de prueba y error, en tanto mientras trabajaba con un laboratorio escocés que lo asesoraba. Viajes por Escocia e Irlanda, catas directamente desde los barriles y varios años de experimentación, le dieron forma a este emprendimiento que puede considerarse la única destilería de malta en la Argentina.

Fondo de Olla ® estuvo en el Bar 878, donde tuvo lugar una cata de La Alazana. Antes que nada, cabe aclarar que La Alazana fue distinguido con una medalla de oro en el Scottish Craft Distillers”. Allí, en una cata a ciegas, donde compitió con maltas escocesas, fue elegido este whisky argentino.

“Buscamos que nuestro whisky tenga la identidad y el estilo escocés”, afirmó Serenelli, quien luego detalló el proceso de la elaboración de la siguiente manera: “agua, malta (de producción nacional), levaduras. El color es por la barrica, o ex-bourbon o ex jerez.

Aclaró que la doble destilación se hace con el método Pot Still (también llamado simple) con un alambique que hicieron construir especialmente copiando el modelo que vieron en Escocia.

La Alazana fue el whisky distinguido con una medalla de oro en el “Scottish Craft Distillers”. Compitió en una cata a ciegas con maltas escocesas.

El whisky tiene mucha presencia apenas entra en la boca, para luego ir decreciendo rápidamente y tener una persistencia corta que resulta agradable al paladar y te invita al segundo trago.

Cuando consultamos al especialista de whiskies de Fondo de Olla, Leandro Caffarena, nos comentó que “todavía es un destilado joven y, por lo tanto, corto en duración. Y de inmediato aclaró: “es muy intenso al principio, imagínate que en Escocia sería probablemente un whisky de Speyside o de las Highlands, con notas principalmente de miel y frutas secas”.

La Alazana es un claro ejemplo de que los argentinos podemos hacer buenos destilados y ser competitivos en el mundo. Pero uno de los misterios que nos queda sin resolver, es por qué no tenemos la cultura de la destilación, ya que cuando se trata de fermentar y producir alcohol, estamos al pie del cañón.

Cuando volvemos a consultar a Caffarena sobre este tema, nos dice que “esa cultura existía: recuerdo a mi abuelo tomando un destilado, pero en algún momento esa costumbre se perdió al igual que la del aperitivo”.

Y recordó que el primer bien que exportó la colonia del Río de La Plata, fue un aguardiente de Catamarca. Leemos en un blog catamarqueño, que en el año 1940 la producción ascendía a 35.000 litros y en el ‘49 llegó a los 120.000 litros. Luego la producción bajó hasta desaparecer, pero eso sólo nos genera otra inquietud: ¿qué pasa en nuestro país con la producción de destilados? 

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