Dedicado a los amigos

 La historia de la etiqueta Dedicado es cuanto menos curiosa. Antaño, las mejores botellas de la bodega no se vendían, sino que se regalaban con la inscripción: “Dedicado a”. Fueron pasando los años y el “Dedicado” se transformó en un vino que no se hace todos los años, sólo en las cosechas que dan uvas para hacer vinos de elevadísima calidad.

Fondo de Olla estuvo presente en la cata vertical de Dedicado, que estuvo a cargo del nuevo CEO de la bodega, Gastón Lo Russo y del enólogo Germán Berra, quien respondió dudas y explicó los diferentes blends según las añadas.

Comenzamos con más delicado, el Dedicado 1996, un assemblage de Cabernet Sauvignon (85%), Syrah y Malbec. Es sabido que a un vino que tiene 19 años no se le puede pedir la potencia de uno joven, y esta aclaración la hacemos porque la evolución en una botella hace a un estilo en particular. Puntualmente, este 96 conserva la estructura, con buena acidez, presencia de higos, membrillo y regaliz. Y como dijo Gustavo Choren, también notas de café, que estaban muy presentes. Un vino persistente en boca. Como no somos objetivos, decimos “un gran vino”.

Del Dedicado 1999 no hubo mucho que decir porque estaba apagado, así que vamos a pasar al 2006, un vino potente también elaborado con Cabernet Sauvignon (85%), Malbec y Syrah. En esta añada, ya se empieza a ver otro perfil de la etiqueta, primero porque se cambió del roble americano a la barrica francesa, y después porque la intensidad de la cosecha de la uva y la madera es otra. A este vino, inclusive nos dio la impresión de faltarle algunos años más de guarda.

En el 2010, el blend cambió y la base pasó a ser Malbec (70%). con el agregado de Cabernet Sauvignon y Syrah. Acá nos encontramos con otro vino, otra potencia, otro perfil comercial. Malbec y Cabernet Sauvignon nunca van a dar vinos “parecidos”, es obvio. Mucha fruta, estructurado, caramelo, especias.

Por último probamos el Dedicado 2013, también un blend de Malbec (70%), Cabernet Sauvignon y Syrah. Es elegante, frutado, algo floral, con las notas de la barrica francesa presentes. Interesante.

Una cata vertical dice mucho de un vino. Los cambios referidos al clima, al cambio de enólogo, a un estilo, a las decisiones de la empresa, a un mercado que exige en forma diferente. Es leer la historia de una bodega, porque te pueden contar lo que quieran, pero la verdad está en la botella que están abriendo.

Y en este caso, la historia que más nos gustó fue la de 1996, una etiqueta delicada y elegante, con un estilo europeo que puede no gustarle a todo el mundo, y que sin duda puede estar “dedicada” a los amantes de la evolución en el vino.