El restaurante del recién abierto Hotel Palladio MGallery by Sofitel, propone una carta de platos creativos del chef Ramiro Martínez, que se basan en la impronta mediterránea e italiana en particular.
Negresco Bistró - Avenida Callao 924 - Teléfono: 0800 2222 2267 - Abierto todos los días mediodía y noche. Principales tarjetas.
Tipo de Cocina: Mediterránea
Barrio: Recoleta
Precio: $$$$
El grupo hotelero Accor, de origen francés, vuelve a dar que hablar tras el cierre por razones ajenas a la compañía del Sofitel Arroyo. En poco tiempo, se produjo un cambio en The Brick, que pasó a llamarse Sofitel Arroyo, en tanto que no se perdió la referencia a MGallery, otra marca de la cadena, que se mudó de la calle Posadas a la Avenida Callao, para dar espacio al nuevo Hotel Palladio.
Dentro de las instalaciones del edificio con vista a la Plaza Rodríguez Peña, en la que sobresale al fondo el Palacio Sarmiento, más conocido como Pizzurno, funcionan el restó y el bar Negresco.
La casona hoy convertida en hotel 5 estrellas, conserva las reminiscencias de antaño que conviven con la modernidad de la nueva construcción. Perteneció a Nicolás Rodríguez Peña y por ende, se sabe que allí tuvieron lugar reuniones secretas previas a la Revolución de Mayo.
Dicho nombre nos traslada inmediatamente a Niza, en cuya bahía se encuentra el hotel de este nombre, construido por el empresario Henri Negresco (en realidad Negrescu en rumano, su lugar de origen).
La propuesta gastronómica, que probamos en carácter de "marcha blanca" hace algunas semanas, está a cargo del chef Ramiro Martínez, conocido desde los tiempos de su tocayo Ramiro Rodríguez Pardo, con quien trabajó mucho tiempo; o más recientemente el Club Francés.
El estilo de cocina adoptado es mediterráneo pero prevalecen las recetas italianas, a las que el chef agrega su propia interpretación sin que por ello los platos pierdan su esencia.
Una buena idea fue recrear el famoso vitel toné que las fiestas de fin de año terminaron bastardeando. En este caso se trata del verdadero "vitello tonnato" que el chef prepara con láminas de ternera (no peceto) braseada, vegetales babies, alcaparras fritas y yema de huevo curada.
También italiana la burrata con jamón crudo, rúcula, olivas negras y tomates asados. Además croquetas de espinaca con jamón de Parma y salsa romagnola; parfait de ave con terrina de ave y de cerdo, más pickles de vegetales orgánicos y pan tostado; o la provoleta al grill.
De las entradas, probamos sin embargo un plato que combina a la perfección tierra y mar: mollejas langostinos poêle con espuma de papa, hinojos confitados y crocantes parmentier.
La carta incluye asimismo tres ensaladas, muy frescas, ideales para la temporada. Y las pastas, agrupadas en rellenas, secas y frescas, para todos los gustos. Se probó el contundente raviolón de cordero, braseado en vino tinto y cebolla confitada, en reducción de manteca y ajo.
Pero hay numerosas opciones como raviol de espinaca, caramelle de salmón, orecchiette al pesto, linguine carbonara, buccattini all' amatriciana, garganelli con ragú napolitano, y gnocchi con ossobuco braseado ocho horas, más salsa de tomate y ajo. Y no faltan los risotti: de frutos de mar y azafrán; vegetales primavera; alla milanese, o de cabrito y calabaza.
En el capítulo de carnes, la siempre apetecible cotoletta alla milanese con puré de papas y ensaladas; ojo de bife con hueso; pollo de campo, y entraña marinada y grillada.
Y entre los pescados, cazuela de mar o pesca del día con manteca de alcaparras de hinojos braseados.
Para el momento de lo dulce, si bien los helados hechos en forma casera se llevan la delantera para hacer frente al calor de la ciudad, con gustos muy poco frecuentes en algunos casos, no debemos omitir opciones tales como
la torta húmeda de chocolate, whisky, ciruelas y helado de vainilla al Drambuie, o la semiesfera de chocolate amargo con curd de maracuyá y helado de maní.
Como siempre ocurre en los hoteles de categoría, el servicio es eficaz y la carta de vinos responde claramente a las dos vertientes de las bodegas conocidas y las llamadas boutique.
"Capricho, deseo vehemente, ilusión". Así define la Real Academia Española a la palabra "berretín". Y esas tres cosas son las que llevaron a un holandés a abrir un restaurante a su propio gusto y piacere. Para ello se afincó hace un tiempo entre nosotros porque, como nos dijo, "Buenos Aires es como estar en Europa, pero lejos de todo". Se llama Nicolás Houweling y, junto a su hermana Bente (que estará a cargo del café de la planta baja de próxima apertura), abrió "Presencia", un restaurante en el que quiere también omitir todo lo que le parece inapropiado cuando uno sale a comer afuera. Para ello, convocó al chef Rodrigo Da Costa, de último paso por "Le Réve". Nuestra visita coincidió con el fin de la marcha blanca y comienzo del servicio al público. Impecable todo.
La chef ejecutiva de Casa Cavia, Julieta Caruso, renovó el menú de mediodía con una propuesta que permite pedir a la carta o bien elegir entre menús de pasos. A ello, se suma la coctelería creativa de la bartender Flavia Arroyo y una selección notable de vinos a cargo de Delvis Huck. La dirección general es de Guadalupe García Mosqueda.
Un bistró que le hace honor a la cocina más refinada del planeta. Le Rêve ("el sueño", en francés), nos transporta a la magia parisina en una esquina de Buenos Aires. La propuesta del joven chef Ramiro Hernández exhibe un técnica perfecta, elegancia y personalidad. La coctelería del "Tiger" es otro fuerte del lugar. Y su ambiente, nos agasaja con música sin estridencias, como debe ser en un restaurante, a lo que se suma un servicio impecable comandado por Darío Núñez. Lujos que nos podemos dar en una ciudad que, en materia de gastronomía, lo tiene todo.