Komyun, nueva visita después de la "marcha blanca"
Una "Comunidad" poco Común
Miércoles, 9 de mayo de 2018
Komyun significa "comunidad" en lengua japonesa. Y es el nombre elegido por los mismos socios del vecino Avant Garten, para denominar a su nuevo emprendimiento de Cocina Asiática, que ya está dando que hablar.
Komy?n - Japanese Kitchen & Hi Fi Bar - Avenida Del Libertador 3883, Arco 9. Teléfono: 11 2272 9152. Abierto de martes a viernes de 18 a 1 AM, Sábados y domingos de 13 a 1 AM.
Tipo de Cocina: Asiática
Barrio: Palermo (Rosedal)
Precio: $$$$
Hay renovación en el ex Paseo de la Infanta, que de a poco va dejando de lado esa mala fama de lugar donde apenas se podía acceder a comidas del estilo "fast food" y poco más que eso.
Un hecho auspicioso fue, hace dos años, la apertura de Avant Garten, que si bien es un patio cervecero "berlinés", se destaca por ofrecer una cocina de mayor nivel a lo acostumbrado en este tipo de negocio. Próximamente habrá dos novedades en la zona: sendas sucursales de Chori y Nola. Y de los dueños de Avant Garten y Komyun, abrirán para la primavera una "parrilla divertida" que se llamará Francisca.
Mientras tanto, Komy?n es la gran apertura en tren de darle jerarquía a un lugar privilegiado de la ciudad, cerca del Rosedal y debajo del viaducto del ferrocarril. Se trata de un "Japanese Kitchen & Hi Fi Bar", ubicado en el Arco 9 de los Arcos del Rosedal (ex Paseo de la Infanta), lugar que durante un tiempo ocupó Naná.
Y en Komyun hay equipo y se nota. Al frente de la brigada está Agustín Lucero, chef que mantiene sus funciones en Avant. El manejo diario operativo lo lleva adelante Tocho Fernández. Y la decisión de incursionar en la cada vez más popular culinaria asiática, llevó a los dueños a convocar a un chef con vasta experiencia en esa especialidad. Se trata de Manuel Tenguan Asato (nada que ver con su homónimo Roy que posee un restaurante japonés en Olivos). Manuel trabajó nada menos que en Osaka Lima, lo cual le ha permitido nutrirse de un estilo a esta altura inconfundible para el público local.
Otro punto fuerte de Komyun es la coctelería, que está a cargo de la joven bartender Agostina Elena (este último es su apellido, no un nombre artístico", se aclara), quien desarrolla una coctelería de autor que remite a los puntos cardinales, o bien da la posibilidad de pedir clásicos conocidos. Ambas opciones valen la pena.
Aquella vez, la de la primera visita, cuando aún el local se encontraba en proceso de "marcha blanca", se habían probado diversas opciones de la carta a modo de degustación. Entre ellas, el Tiradito Octopus de pulpo español con jugo de lima, emulsión de oliva, polvo de ají amarillo, tierra de aceitunas y mousse de palta. Luego el ceviche caliente, jugada variante que preparan con lomo de Wagyu, leche de tigre, cebolla, morada, lima y pistachos. Habrá que ver qué dicen los puristas acerca de un ceviche sin pescado, pero en honor a la verdad estaba delicioso.
La continuidad fueron unas delicadas gyozas de cerdo y langostinos. Luego se probaron los pickles Komyun (para limpiar el paladar), muy equilibrados y sin excesos avinagrados; que dieron espacio a una degustación de rolls y nigiris que denotaron el estilo más japonés de lo que estamos acostumbrados a comer en Buenos Aires.
El final salado fue la pesca blanca del día al curry con finas hierbas, leche de coco y una sorprendente guarnición: puré de papas al wasabi con shiitakes.
La segunda visita nos permitió probar otros platos de la carta y al mismo tiempo, observar algunos cambios en la ambientación. Acompañamos toda la cena con vinos y espumantes de Cavas Rosell Boher, que aún no están en la carta pero que se pudieron llevar para el descorche, entre ellos el novísimo Encarnación: 80% Chardonnay, 20% Pinot Noir, de color menos intenso respecto a los demás exponentes de la bodega, producto de la menor presencia de Pinot Noir.
No ocurre a menudo que quien te atiende el servicio recuerde todo lo que habíamos comido la vez anterior, pero es lo que ocurrió con Mica, nuestra camarera que demostró eficiencia poco habitual en el mundillo gastronómico.
Así fueron llegando a la mesa el tiradito Hoku de trucha, salsa de ananás, coco, lima, nira y huevas de "pez volador", y el cebiche mixto de pesca del día, pulpo y frutos de mar, "levemente spicy" como dice la carta, aunque puede pedirse un refuerzo de picante.
Lo único que se repitieron fueron los nigiris, que a modo de omakase nos brindó la posibilidad de probar cuatro versiones: trucha, langostinos, pulpo y pesca blanca.
Como se aconseja, los pickles Komyun sirvieron para "limpiar" el paladar entre el paso de lo frío a lo caliente.
El paso siguiente fue la degustación de buns, de carne vacuna, cerdo y pollo. Y el último plato de la noche, pad thai noodles consistente en pasta asiática con langostinos, almejas, vegetales y salsa de pescado.
Claro está que hay aún mucho por probar. Como el Mongolian Beef preparado con lomo de Wagyu, vegetales salteados, y salsa de tamarindo; o el Tonkotsu Miso Ramen, entre otros.
Hay pocos postres, algo lógico en un menú asiático. Por caso, la sopa fría de té verde, la panna cotta al wasabi, y el suspiro Komyun, con un toque de fernet como detalle curioso.
Bienvenido sea que se sumen propuestas de este tipo a un mercado gastronómico con muchos altibajos. Se cierran más de los que se abren, pero lo que importa es que éstos sean de calidad. Y es el caso de Komyun.
El Alvear Grill nació el 16 de julio de 2018 para reemplazar nada menos que a La Bourgogne, que apagó sus fuegos tras la cena de la Revolución Francesa, dos días antes y luego de una larga trayectoria en ese lugar. Es uno de los espacios históricos y más elegantes de la gastronomía porteña, ubicado dentro del Alvear Palace Hotel. Hoy el restaurante aparece renovado, a través de la incorporación del chef Leandro Di Mare y de la gerente de AA&BB, Gabriela Troncoso. Su propuesta conlleva una dualidad positiva: las carnes argentinas y una cocina de elaboración puntillosa y creativa.
Pocos días después de su apertura, Kuro Kuma ("Oso Negro" en japonés) aparece poblado de comensales en una fría noche de miércoles. Se trata de uno de los espacios más llamativos de VíaViva, el pasaje debajo del viaducto del tren a Tigre, que nace en la calle Juramento, en la entrada al Barrio Chino. La propuesta es de cocina asiática, garantizada por la sapiencia de Oscar Lin, propietario y chef de Síntesis Tapas Asiáticas, en Palermo. Para quienes prefieren la comodidad de un salón cómodo y climatizado, antes que la comida callejera al paso, sin dudas éste es el lugar a elegir.
En los confines de Villa Urquiza, Bonario es un nuevo pequeño restaurante ubicado en una estratégica esquina del barrio, sobre la Avenida Congreso. Su propuesta -creada por el chef Sebastián Iraola-, se basa primordialmente en la cocina mediterránea, con platos simples, ricos y abundantes. Está abierto todo el día y funciona además como cafetería.