Mala lecheLunes, 15 de enero de 2018Un escándalo por leche que se lanzó al mercado contaminada con salmonella, tiene en vilo al Viejo Continente. Y encima pertenece a Lactalis, la segunda empresa alimentaria de Francia, que exporta a 66 países.
Los franceses, ven una vaca y lloran. Los europeos, también. Hace un par de décadas (1996 más precisamente) fue la Encefalopatía Espongiforme Bovina (BSE) o simplemente "mal de la vaca loca". Ahora, se trata de la leche contaminada con salmonella enviada a 12 países de la Unión Europea y 54 de otros continentes por Lactalis, la segunda empresa alimentaria más importante de Francia.
En el medio, se produjeron episodios como las dioxinas que contaminaron pollos en Bélgica, o en el mismo país cuando se retiraron todas las existencias de Coca-Cola en el año 1999. También Alemania, en su momento, denunció haber recibido de Holanda y la misma Bélgica huevos en los que se descubrió la presencia de insecticidas. El año pasado, fueron 17 los países involucrados por este episodio.
Sin embargo, los europeos se rasgan las vestiduras por los productos provenientes de semillas transgénicas (destinados a la alimentación animal) como si se estuviera hablando del Diablo.
En realidad, fue la BSE la que se inició en Gran Bretaña al suministrarle al ganado carneharinas, lo que equivale a transformar a las vacas en carnívoras.
Esto motivó que durante varios años los italianos se vieran privados de comer el clásico bife conocido como "Fiorentina", o que no se pudieran ingerir carne con hueso (como el T-Bone), tuétano y menudencias (nuestras achuras).
La situación, por otra parte, provocó pérdidas millonarias y, lo que es peor, el fallecimiento de mucha gente.
Volviendo al tema de la leche contaminada con salmonella, la compañía francesa decidió retirar del mercado en 83 países su leche en polvo para bebés. Se trata, nada más y nada menos, que 12 millones de cajas.
El escándalo se suscitó cuando el gobierno francés ordenó a Lactalis, a la sazón la láctea más poderosa del país, retirar de las góndolas sus productos infantiles fabricados en Craon desde febrero último, luego de detectarse la presencia de salmonella.
Los únicos países sudamericanos afectados son Colombia y Perú. Pero los productos fueron enviados a 66 destinos, entre ellos 12 de la Unión Europea.
En nuestro país, la empresa está presente en el mercado con sus quesos President. Por fortuna, no así la leche en polvo.
En Francia, las autoridades sanitarias informaron que al menos 35 bebés se vieron afectados de salmonelosis, luego de haber consumido leche y/o un producto de alimentación infantil de Lactalis.
Pero el caso es que los europeos solo ven la paja en el ojo ajeno. No les importa que no existan comprobaciones científicas que demuestren que las semillas transgénicas son nocivas para la salud humana. Quizá cambien de idea cuando Bayer concluya la compra de la estadounidense Monsanto. Ahí, el "diablo" cambiará de camiseta y tal vez el glifosato deje de ser una mala palabra.
Mientras tanto, hay mal de la vaca loca, contaminaciones por dioxinas, huevos con insecticidas y leche con salmonella. Pero claro, de eso no se habla salvo que sea inevitable. Y en todo caso, las empresas ponen dinero para acallar el escándalo.
Un escándalo por leche que se lanzó al mercado contaminada con salmonella, tiene en vilo al Viejo Continente. Y encima pertenece a Lactalis, la segunda empresa alimentaria de Francia, que exporta a 66 países.
Los franceses, ven una vaca y lloran. Los europeos, también. Hace un par de décadas (1996 más precisamente) fue la Encefalopatía Espongiforme Bovina (BSE) o simplemente "mal de la vaca loca". Ahora, se trata de la leche contaminada con salmonella enviada a 12 países de la Unión Europea y 54 de otros continentes por Lactalis, la segunda empresa alimentaria más importante de Francia.
En el medio, se produjeron episodios como las dioxinas que contaminaron pollos en Bélgica, o en el mismo país cuando se retiraron todas las existencias de Coca-Cola en el año 1999. También Alemania, en su momento, denunció haber recibido de Holanda y la misma Bélgica huevos en los que se descubrió la presencia de insecticidas. El año pasado, fueron 17 los países involucrados por este episodio.
Sin embargo, los europeos se rasgan las vestiduras por los productos provenientes de semillas transgénicas (destinados a la alimentación animal) como si se estuviera hablando del Diablo.
En realidad, fue la BSE la que se inició en Gran Bretaña al suministrarle al ganado carneharinas, lo que equivale a transformar a las vacas en carnívoras.
Esto motivó que durante varios años los italianos se vieran privados de comer el clásico bife conocido como "Fiorentina", o que no se pudieran ingerir carne con hueso (como el T-Bone), tuétano y menudencias (nuestras achuras).
La situación, por otra parte, provocó pérdidas millonarias y, lo que es peor, el fallecimiento de mucha gente.
Volviendo al tema de la leche contaminada con salmonella, la compañía francesa decidió retirar del mercado en 83 países su leche en polvo para bebés. Se trata, nada más y nada menos, que 12 millones de cajas.
El escándalo se suscitó cuando el gobierno francés ordenó a Lactalis, a la sazón la láctea más poderosa del país, retirar de las góndolas sus productos infantiles fabricados en Craon desde febrero último, luego de detectarse la presencia de salmonella.
Los únicos países sudamericanos afectados son Colombia y Perú. Pero los productos fueron enviados a 66 destinos, entre ellos 12 de la Unión Europea.
En nuestro país, la empresa está presente en el mercado con sus quesos President. Por fortuna, no así la leche en polvo.
En Francia, las autoridades sanitarias informaron que al menos 35 bebés se vieron afectados de salmonelosis, luego de haber consumido leche y/o un producto de alimentación infantil de Lactalis.
Pero el caso es que los europeos solo ven la paja en el ojo ajeno. No les importa que no existan comprobaciones científicas que demuestren que las semillas transgénicas son nocivas para la salud humana. Quizá cambien de idea cuando Bayer concluya la compra de la estadounidense Monsanto. Ahí, el "diablo" cambiará de camiseta y tal vez el glifosato deje de ser una mala palabra.
Mientras tanto, hay mal de la vaca loca, contaminaciones por dioxinas, huevos con insecticidas y leche con salmonella. Pero claro, de eso no se habla salvo que sea inevitable. Y en todo caso, las empresas ponen dinero para acallar el escándalo.