La mejor carne y la peor distribuciónViernes, 10 de noviembre de 2017La carne vacuna es el producto emblema de nuestro país, reconocida en todo el mundo, prestigiosa. ¿Pero y en casa cómo andamos? En cuanto a comercialización, priva la informalidad. Y la distribución deja mucho que desear por la falta de controles sanitarios.
La foto habla por sí sola. Fue tomada ayer, jueves 9 de noviembre en la esquina de Federico Lacroze y Ciudad de La Paz, en el barrio de Colegiales. Un camión que debería tener cámara frigorífica pero no la tiene. La puerta abierta y un changarín, arriba de la caja. Así entregan la carne, en una tarde calurosa de noviembre.
Si así es en uno de los barrios top de Buenos Aires, imagínense lo que ocurre en otros lugares de nuestro país. Es curioso que mientras los inspectores municipales muchas veces son intransigentes con una falta menor en los comercios de venta al público, incluidos los restaurantes (y no está mal que sea así), hacen la vista gorda con hechos tan graves como poner en riesgo la salud de la población.
Y ojo, que no es que aprovechen el viaje para madurar la carne (no por el sistema dry aged precisamente), sino que los matarifes y los transportistas, por razones de costos, se burlan de los consumidores e infringen las disposiciones vigentes.
Esto dice el Senasa respecto al transporte de alimentos: "los vehículos destinados al transporte de alimentos deben reunir las condiciones de higiene y seguridad adecuadas, libres de cualquier tipo de contaminación y/o infestación. Los alimentos, para poder ser transportados, deberán estar protegidos, ya sea por las condiciones que requiere, o por el envase que lo contiene, de acuerdo a la naturaleza del alimento, de tal forma que impidan su contaminación y/o su adulteración".
Y agrega: "el interior del receptáculo o recipiente, en donde viaja el alimento, ya sea cisterna, carrocería o caja, contenedor, etc.; debe ser de materiales que permitan su fácil limpieza e higienización. Además, en caso de que el alimento necesite refrigerarse, debe comprobarse que la temperatura sea la adecuada y que el equipo utilizado a tal fin funcione de manera adecuada. En todos los casos, también se verifican el correcto funcionamiento de los elementos que permiten el transporte de los alimentos de manera segura, o sea el cierre correcto de puertas, o válvulas, acondicionamiento de burletes, etcétera".
Continúa: "el estado de la caja, observando que, el revestimiento interior, el estado de las juntas, el estado del piso, y el cierre de las puertas (burletes), sean adecuados; el buen funcionamiento de las bisagras; que la iluminación interior sea suficiente, y que el tanque receptor de líquido exterior, funcione de manera correcta".
Y finalmente afirma: "...observar el estado del equipo de frío, prestando atención a su funcionamiento, lo mismo para el termómetro interno y el visor del termómetro en el exterior".
Pues bien, como se observa en el caso de la foto y en muchos otros similares que ocurren a diario en la Ciudad de Buenos Aires, mucho más aun en el GBA y las provincias, la ley no se cumple y los consumidores quedamos expuestos a todos los riesgos de contaminación e intoxicación habidos y por haber.
Es así nomás, tenemos la mejor carne del mundo y la peor distribución.
La carne vacuna es el producto emblema de nuestro país, reconocida en todo el mundo, prestigiosa. ¿Pero y en casa cómo andamos? En cuanto a comercialización, priva la informalidad. Y la distribución deja mucho que desear por la falta de controles sanitarios.
La foto habla por sí sola. Fue tomada ayer, jueves 9 de noviembre en la esquina de Federico Lacroze y Ciudad de La Paz, en el barrio de Colegiales. Un camión que debería tener cámara frigorífica pero no la tiene. La puerta abierta y un changarín, arriba de la caja. Así entregan la carne, en una tarde calurosa de noviembre.
Si así es en uno de los barrios top de Buenos Aires, imagínense lo que ocurre en otros lugares de nuestro país. Es curioso que mientras los inspectores municipales muchas veces son intransigentes con una falta menor en los comercios de venta al público, incluidos los restaurantes (y no está mal que sea así), hacen la vista gorda con hechos tan graves como poner en riesgo la salud de la población.
Y ojo, que no es que aprovechen el viaje para madurar la carne (no por el sistema dry aged precisamente), sino que los matarifes y los transportistas, por razones de costos, se burlan de los consumidores e infringen las disposiciones vigentes.
Esto dice el Senasa respecto al transporte de alimentos: "los vehículos destinados al transporte de alimentos deben reunir las condiciones de higiene y seguridad adecuadas, libres de cualquier tipo de contaminación y/o infestación. Los alimentos, para poder ser transportados, deberán estar protegidos, ya sea por las condiciones que requiere, o por el envase que lo contiene, de acuerdo a la naturaleza del alimento, de tal forma que impidan su contaminación y/o su adulteración".
Y agrega: "el interior del receptáculo o recipiente, en donde viaja el alimento, ya sea cisterna, carrocería o caja, contenedor, etc.; debe ser de materiales que permitan su fácil limpieza e higienización. Además, en caso de que el alimento necesite refrigerarse, debe comprobarse que la temperatura sea la adecuada y que el equipo utilizado a tal fin funcione de manera adecuada. En todos los casos, también se verifican el correcto funcionamiento de los elementos que permiten el transporte de los alimentos de manera segura, o sea el cierre correcto de puertas, o válvulas, acondicionamiento de burletes, etcétera".
Continúa: "el estado de la caja, observando que, el revestimiento interior, el estado de las juntas, el estado del piso, y el cierre de las puertas (burletes), sean adecuados; el buen funcionamiento de las bisagras; que la iluminación interior sea suficiente, y que el tanque receptor de líquido exterior, funcione de manera correcta".
Y finalmente afirma: "...observar el estado del equipo de frío, prestando atención a su funcionamiento, lo mismo para el termómetro interno y el visor del termómetro en el exterior".
Pues bien, como se observa en el caso de la foto y en muchos otros similares que ocurren a diario en la Ciudad de Buenos Aires, mucho más aun en el GBA y las provincias, la ley no se cumple y los consumidores quedamos expuestos a todos los riesgos de contaminación e intoxicación habidos y por haber.
Es así nomás, tenemos la mejor carne del mundo y la peor distribución.