Editorial

Les cuesta un Perú

Lunes, 15 de mayo de 2017

En los últimos tiempos, un grupo de chefs viaja en forma permanente al exterior casi siempre pagos por el Estado. Los viajes forman parte de una errónea estrategia del Ministerio de Turismo y su organismo afín de la Ciudad, que apunta a la gastronomía como incentivo principal de quienes vienen a la Argentina. Pero no somos Perú.

Existe un gran entusiasmo entre los cocineros que a menudo participan de festivales en el exterior, en los cuales la presencia argentina es cada vez más numerosa, a partir de una irracional política de difusión del Ministerio de Turismo de la Nación.

Es obvio. Viajan gratis, trabajan un poco, conocen gente y potencian su marketing. Hay muchos que son excelentes profesionales, la mayoría, algunos con los que tenemos cierta amistad y buena onda. No tenemos nada contra quienes viajan, al contrario.

Pero la pregunta que nos hacemos es muy simple: ¿para qué sirve todo eso? ¿Hay repercusión como para que merezca la pena tanto esfuerzo e inversión? ¿La gastronomía argentina debe y puede ser prioritaria en materia de acciones turísticas del Ministerio?

Pareciera que el ministro Santos aún no se dio cuenta de que la estrategia turística del país debería pasar por otros lados. Por ejemplo, los cuatro climas, con la nieve y el mar, la montaña y los ríos, las quebradas y valles, los glaciares, las cataratas, y la ciudad más europea de América del Sur, con el tango, el fútbol y la carne.

Pero todos sabemos que aún no hay una cocina propia que nos identifique en el mundo.

Hace pocos días, otro grupo viajó a Málaga a un festival gastronómico, el más importante de Andalucía, dicen. Pronto habrá otro viaje del grupo Comilona (el tercero), a Londres. Antes lo habían hecho a Singapur. Van por la tercera edición. Ni un año esperó el INPROTUR para seguir gastando dineros públicos en estos viajes, que uno no sabe realmente para qué sirven.

EN EL MINISTERIO DE TURISMO DE LA NACIÓN ESTÁN OBSESIONADOS CON LA GASTRONOMÍA, PARA QUE SEA EL CABALLITO DE BATALLA DE SUS ACCIONES TENDIENTES A TRAER TURISTAS AL PAÍS. ES UNA RIDICULEZ.  

Como hemos sido críticos de estos programas, algunos cocineros nos acusaron de ser despectivos, de criticar por criticar, de ser contreras. Tenemos la cola limpia y no le debemos nada a ningún funcionario. Por eso hablamos, guste a quien gustare y a quien no también.

En toda inversión, hay que medir la ecuación costo-beneficio. No le vemos retorno a un viaje a un país como Singapur, donde parece ilógico e irracional difundir la supuesta Cocina Argentina. Pero para esto hay plata, para promocionar el turismo desde China, que vienen ya con un paquete armado y gasolero, también.

Cuesta entender que no se den cuenta. Son amateurs. No saben y tampoco saben escuchar. Quizá sea que como buenos exponentes del turismo les gusta viajar y entonces no les conviene cambiar de estrategia. Al ministro lo vemos seguido sacándose selfies con Martitegui y el resto del clan.

El Gobierno de la Ciudad también tiene lo suyo. Cuando aquella vez Lombardi envió a casi 40 cocineros a Canadá, ahí mismo donde Francis (que encima cobró honorarios) se retiró intempestivamente porque el organizador le dijo que su plato de calabaza rellena de queso de cabra ofendía a sus comensales.

Las ya famosas 10 manos de la Costa Azul son otro ejemplo. ¿Qué utilidad tiene este rejunte? Difícil encontrarle una razón de ser.

Y ahora se viene la pomposa celebración de "Buenos Aires Capital Nacional de la Gastronomía", que propuesta por la Academia Argentina de Gastronomía contará con aportes del Estado. Para los que no saben, la AAG es una organización poco seria y nada representativa, que compone gente de mucho dinero pero que, salvo alguna que otra excepción no tienen más idea que gastar mucho sin saber qué y por qué están pagando.

Casi en simultáneo, la Bodega Catena Zapata organizó en Nueva York una Secuencia de Vaca creada por Dante Liporace. Un ejemplo claro de que sí se pueden hacer cosas valiosas, para promocionar nuestras carnes y vinos que gozan de 100 puntos de parte de una de las revistas más calificadas del mundo. Fue una inversión privada sin fondos públicos.

Por si no se dieron cuenta aún, no somos Perú ni somos México gastronómicamente hablando. Tenemos recursos naturales de sobra, paisajes para el asombro, una ciudad europea en Sudamérica con su agenda cultural de alto nivel, tecnología y todo lo que se les ocurra.

Pero no, ellos apuntan solo a la cocina. Están obsesionados. A los burócratas les cuesta un Perú entenderlo. Si pretenden seguir en este camino búsquense un Acurio en forma urgente. O van a seguir gastando pólvora en chimangos. Y las armas y las municiones las pagamos entre todos los contribuyentes. 

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