Que no nos vendan pescado podrido

Miércoles, 19 de junio de 2013
Si queremos saber cuánto pescado se come en la Argentina, tenemos que recurrir a las estadísticas internacionales. No hay datos locales que certifiquen ese dato. Pero una cosa es real y concreta: estamos muy lejos de los parámetros internacionales.



La FAO elaboró en 2010 un estudio acerca de la situación mundial de la pesca y la acuicultura. Gracias a ese informe, podemos saber que en el mundo se consumen unas 131 millones de toneladas de pescado (destinada a alimento), es decir uno 18,5 kilos per cápita anual. La producción argentina llegó a su máximo en 1997, al capturarse 1,4 millones de toneladas, pero desde entonces ha disminuido sin interrupción hasta llegar a un récord negativo el año pasado, con menos de 700.000 toneladas.

Si nos atenemos a los datos que aporta la Secretaría de Pesca y Acuicultura de la Nación, durante 2012 los desembarques de pescado proveniente de nuestro litoral marítimo, es decir lo que se conoce como Zona Económica Exclusiva, se situó en menos de 700.000 toneladas, lo que representa una disminución del 5% respecto de 2011. Esto nos permite calcular un consumo nacional de 8 kilos por persona y por año.

Es curioso, pero a este número sólo se puede llegar por la vía de índices de consumo elaborados por un organismo internacional como la FAO. Los datos locales no son confiables acerca del volumen de capturas. Para poner un ejemplo: sobre la principal especie argentina (merluza hubbsi), el año pasado se informó desde la dependencia oficial ya mencionada, que se registraron capturas por el equivalente a 285.000 toneladas de pescado entero, mientras que las exportaciones totalizaron 265.000 toneladas. Si hiciéramos un simple cálculo con los datos oficiales, tendríamos que los argentinos apenas comemos unos 250 gramos de merluza por año, un número a todas luces exiguo y que deja espacio para muchas sospechas acerca de los datos reales de las capturas.

El langostino es la otra “vedette” de nuestro Mar Argentino, ya que después de la merluza es el producto que mayor contribución genera en el volumen de nuestras exportaciones. Y en este caso, la disminución entre el 2012 y el 2011, fue del 4% en las capturas. Con un volumen de 80.000 toneladas de desembarques, de los cuales 78.000 toneladas corresponden a la Exportación, nos quedarían apenas unos 50gramos por persona y por año de consumo local.

El calamar, el otro recurso ictícola que ocupa el podio en la Argentina, es el único que aumentó su volumen de capturas respecto del año anterior. En 2012, se capturaron, siempre según la Secretaría de Pesca, unas 95.000 toneladas, en tanto que se enviaron al exterior cerca de 78.000 toneladas.

Esto deja para la mesa de los argentinos unos 400 gramos per cápita anual. Pero lo mas llamativo de todo es que, analizando el 2012 aunque durante los años precedentes fue peor, el volumen capturado incluyendo a todas las especies fue de poco menos del 50% de la captura máxima permisible. Para decirlo de otra manera: a pesar de que año a año nos vamos comiendo los recursos de una forma no sustentable, tenemos licencia para pescar por el doble de lo declarado.

Esto sin duda está relacionado con la disminución en la producción (desde su pico en 1997), que evidencia claros signos de sobrepesca. Esta anomalía ya lleva varios años, desde la época menemista, nada menos. Se trata de un problema socioeconómico que no sólo es argentino, sino que también afectó por ejemplo la pesca en el Mediterráneo, en Terranova (Canadá), el golfo de Tailandia y el litoral de Africa Occidental, entre otras regiones del planeta. Resulta evidente que estamos transitando por detrás del problema, en lugar de atender las causas y decretar vedas biológicas de importancia, acorde con la grave situación de nuestro litoral marítimo.

Foto: © Trexec |Dreamstime

 
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