Altupalka, vinos de altura extremaDomingo, 28 de junio de 2015Un nuevo actor, o mejor dicho, una nueva bodega, se suma al mercado vitivinícola argentino. En este caso es la salteña Altupalka, que en lengua originaria quiere decir “altura extrema”.
El alma pater del proyecto es el ingeniero civil Alejandro Martorell, quien en 2007 compró dos fincas en Salta. Una está ubicada en Molinos, a 2.590 metros sobre el nivel del mar, donde tiene 14 de las 100 hectáreas plantadas con Malbec y Sauvignon Blanc, y otra de 40 hectáreas en Cafayate, a 1.750 metros, en este caso con uvas Malbec y Torrontés. Los viñedos están plantados en alta densidad, es decir con una mayor cantidad de plantas por hectárea. No para obtener más rendimiento, ya que aún, por los vinos que elaboran, tienen partidas chicas y limitadas. Los partidarios de esta opción aseguran que las plantas, al tener mayor competencia entre ellas por el agua y los nutrientes del suelo, sacan lo mejor de sí a la hora de ofrecer sus frutos.
La presentación en sociedad de los vinos se realizó en la Vinería de Joaquín Alberdi, en el barrio de Palermo. La velada arrancó con unas caserísimas y salteñísimas empanadas traídas en el avión por Martorell, que se acompañaron, no como los manuales indicarían con Torrontés, sino con Altupalka Sauvignon Blanc 2013. El vino elaborado en la finca de Molinos presentó en las copas un color amarillo pálido. En la nariz, ofrecía las notas típicas de los Sauvignon Blanc, donde predominaba la ruda con un correcto y persistente volumen en boca. Ya sentados a la mesa, con las mollejas llegó la nueva cosecha 2014, que ofrecía mayor frescura en boca que su antecesor. Precio $ 168.
El producto premium de la bodega se llama Extremo, que se vinifica en un 100 por ciento con uvas malbec de Molinos y tiene una crianza de doce meses en barrica.
Con los cortes de carne que ofrecía el anfitrión y a la vez asador Alberdi, llegó el Altupalka Malbec-Malbec 2013, que es un corte de los dos viñedos, con 65% de uvas de Molinos y 35% de Cafayate. Lo primero de este vino: su carácter “salvaje”. Exuberante en nariz, sin paso por barricas, en boca es lo que muchas veces se sueña: una explosión de frutas rojas y negras y ciertas notas dulces. Un ejemplar concentrado, con un alcohol importante, por encima de los 15 grados, como buen exponente salteño. Si bien los taninos están redondeados, un tiempo más en botella le servirá para atenuar en parte su carácter. Un vino que seguramente será del agrado de los consumidores extranjeros, particularmente de los norteamericanos. ¿El precio?: $ 240.
Por último, llegó el producto premium de la bodega, el Extremo. Este vino se vinifica en un 100% con uvas Malbec de Molinos y tiene una crianza de doce meses en barrica. De color rojo oscuro, se destacan sus aromas a frutos negros y notas a vainilla, resultado de su reposo en barricas de roble francés y americano. Es un vino más “tradicional”, quizá más acorde al paladar argentino, con un final que perdura largamente en la boca. ¿Cuánto cuesta?: $ 480.
El alma pater del proyecto es el ingeniero civil Alejandro Martorell, quien en 2007 compró dos fincas en Salta. Una está ubicada en Molinos, a 2.590 metros sobre el nivel del mar, donde tiene 14 de las 100 hectáreas plantadas con Malbec y Sauvignon Blanc, y otra de 40 hectáreas en Cafayate, a 1.750 metros, en este caso con uvas Malbec y Torrontés. Los viñedos están plantados en alta densidad, es decir con una mayor cantidad de plantas por hectárea. No para obtener más rendimiento, ya que aún, por los vinos que elaboran, tienen partidas chicas y limitadas. Los partidarios de esta opción aseguran que las plantas, al tener mayor competencia entre ellas por el agua y los nutrientes del suelo, sacan lo mejor de sí a la hora de ofrecer sus frutos.
La presentación en sociedad de los vinos se realizó en la Vinería de Joaquín Alberdi, en el barrio de Palermo. La velada arrancó con unas caserísimas y salteñísimas empanadas traídas en el avión por Martorell, que se acompañaron, no como los manuales indicarían con Torrontés, sino con Altupalka Sauvignon Blanc 2013. El vino elaborado en la finca de Molinos presentó en las copas un color amarillo pálido. En la nariz, ofrecía las notas típicas de los Sauvignon Blanc, donde predominaba la ruda con un correcto y persistente volumen en boca. Ya sentados a la mesa, con las mollejas llegó la nueva cosecha 2014, que ofrecía mayor frescura en boca que su antecesor. Precio $ 168.
El producto premium de la bodega se llama Extremo, que se vinifica en un 100 por ciento con uvas malbec de Molinos y tiene una crianza de doce meses en barrica.
Con los cortes de carne que ofrecía el anfitrión y a la vez asador Alberdi, llegó el Altupalka Malbec-Malbec 2013, que es un corte de los dos viñedos, con 65% de uvas de Molinos y 35% de Cafayate. Lo primero de este vino: su carácter “salvaje”. Exuberante en nariz, sin paso por barricas, en boca es lo que muchas veces se sueña: una explosión de frutas rojas y negras y ciertas notas dulces. Un ejemplar concentrado, con un alcohol importante, por encima de los 15 grados, como buen exponente salteño. Si bien los taninos están redondeados, un tiempo más en botella le servirá para atenuar en parte su carácter. Un vino que seguramente será del agrado de los consumidores extranjeros, particularmente de los norteamericanos. ¿El precio?: $ 240.
Por último, llegó el producto premium de la bodega, el Extremo. Este vino se vinifica en un 100% con uvas Malbec de Molinos y tiene una crianza de doce meses en barrica. De color rojo oscuro, se destacan sus aromas a frutos negros y notas a vainilla, resultado de su reposo en barricas de roble francés y americano. Es un vino más “tradicional”, quizá más acorde al paladar argentino, con un final que perdura largamente en la boca. ¿Cuánto cuesta?: $ 480.
