Los ravioles del domingo

Lunes, 23 de septiembre de 2013


A raíz de la nota Fallida leyenda urbana en el medio del campo empecé a rememorar cuáles son, en mi opinión, los mejores ravioles de Buenos Aires. La verdad es que el campo de acción se acortó notablemente en relación a cuando yo era adolescente pero no adolecía de las pastas del domingo al mediodía.

La verdad en mi casa, que es toda italiana por las dos ramas, jamás se amasaron los ravioles como ocurría en Parque Patricios en la casa de Doña Dominga, la madre de Ringo Bonavena. Pero mi viejo y mi abuelo, boedenses de pura cepa, siempre se las ingeniaron para traer excelentes pastas a casa.

Del viejo barrio me quedaron en herencia los que para mi son los mejores ravioles de Buenos Aires: La Amelia, que tiene unos raviolones de seso y verdura para comer con una simple salsa pomodoro porque no hace falta nada más. También son muy buenos sus fideos rellenos (una especie en extinción) y sus fusili caseros hechos a mano, el barco insignia de esta fábrica.

La Amelia fue fundada por el tano Antonio Palazzo en 1948, pero su dueño es Ricardo Poli desde hace casi 50 años. Los fusili son amasados por Amanda y por Estela, a mano, y Sara se encarga de los rellenos. Está en Boedo al 1600 y no tiene sucursales (ni las va a tener).

Muy cerca de allí se encuentra otro gran competidor en el campeonato de los ravioles de seso y verdura: La Salcedo, fundada en 1950 -sólo dos años después de La Amelia- y también tienen fusili y fideos rellenos. A mi me gustan más los ravioles de La Amelia porque son más grandes y dan mayor sensación de potencia, pero tengo que reconocer que muchos de mis amigos prefieren La Salcedo. Las malas lenguas dicen que La Salcedo es el verdadero proveedor de Lo de Martita, otra leyenda del barrio. La Salcedo está ubicada en Salcedo 3410 y tampoco tiene sucursales.

Todos conocemos Salgado Alimentos pero pocos saben que si se encargan con suficiente antelación, se pueden llevar a casa las cajas de ravioles para degustarla los domingos con la familia. Acá el clásico son los ravioles de calabaza, pero yo particularmente recomiendo los de ossobuco, primero y principal porque el ossobuco es mi pieza favorita de la vaca, y en segundo lugar porque creo que aún es menospreciada en la Argentina. Por otra parte, el tuétano sobre una tostada con diez minutos de horno le compite al mejor foie gras húngaro. Pero no nos vayamos de tema.

Otro clásico de Salgado son los agnolotis rellenos de cordero y menta pero igual posiblemente tengan la carta de pastas más extensa del país así que la sugerencia es, para degustarlas un domingo, ir a encargarlas (y pagarlas) un miércoles a las 20.00 hs. De paso se quedan a cenar en el lugar (no vayan más tarde porque enseguida se llena y hay que esperar).


Por último, en este podio de cuatro no quiero dejar de mencionar las Ripieni  (foto: no todos los ravioles son "cuadrados") de masa de calabaza rellenas de ricota y provolone. Son únicamente por pedido y aunque parezcan caras tienen muy buen rendimiento (por caja comen de 2 a 3 personas). Además, es interesante para los fanáticos la oferta del Club de Pastas que está orientado a las familias o a los pasteros como yo. Por un abono mensual se cubre el consumo hogareño de pastas de a 4, 8 o 12 cajas mensuales con entrega en el día a determinar. Ripieni me ha salvado más de una vez con su entrega a domicilio. Para probar, tienen un kit degustación de 4 cajas diferentes a módico precio. Se pide por teléfono o por internet y la página es www.ripieni.com.arY no hay que confundirse, por más "Ripieni" que se llame, en este caso la masa es tan buena como el relleno.

Nota publicada en el blog The Food Circus

 



 
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