Se puede deducir un axioma que no falla: a mayor sofisticación del boliche, más raro será lo que le pongan en las puertas de los ñobas. Porque se imaginan que en una pizzería de Constitución o en una panchería de Villa Soldati no se van a andar con esas taradeces… ahí, da gracias si hay baños o no son un simple agujero en el piso. Pero en los lugares de buen ver están compitiendo para ser cada vez más estúpidamente original en eso de bautizar baños.
Un amigo mío, que no se dedica al stand up pero debería, porque reune las tres O indispensables para ese laburo (Observador, Obsesivo, Odioso) se tomó la molestia de hacer una especie de relevamiento por distintos desaguaderos de capital, aprovechando que es muy bohemio (o “bohebrio”, mejor dicho) y anda de bar en bar. Encontró algunas perlitas; por ejemplo, en uno de ambiente rockero onda “viejita”, pero que no por eso se privan de arrancarte la cabeza, en las puertas de los baños decía: “Minitas” y “Chabones”. Muy apropiado, aunque los “Chabones” llegaban en cada cuatro por cuatro de esas que parecen de dos pisos o en motos del tamaño de un colectivo 60 ramal a Tigre, y las “Minitas” se habían producido de tal manera que si bien parecían listas para ir a cartonear, cuando las mirabas de cerca podías darte cuenta que cada trapo que llevaban puesto costaba lo que un bancario gana por mes.
Otro buen hallazgo lo hizo en un “Restó Pub” como le dicen ahora, de comida étnica…Taiwanesa, para ser más preciso. ¿Pueden creer que los dueños habían escrito “Hombres” y “Mujeres” pero en Chino? Sí, tal como lo leen. Entonces, si alguno ha ido a comer por primera vez esas cosas rarísimas que tienen y por falta de costumbre se le revoluciona el triperio con la consiguiente corrida (o todo le parece muy rico hasta que le dicen lo que en realidad está comiendo y sufre el mismo efecto) llega al baño ya desabrochándose el cinturón, y de pronto se encuentra con esos garabatos en la puerta… ¡Qué momento! Ahí tenés que jugartela, no te queda otra, y encomendate a la raíz cuadrada del primo hermano de Buda. En un restó armenio habían hecho algo parecido, poniendo los cartelitos en ese idioma, pero al menos habían pintado las puertas de celeste y de rosado… un fino detalle de terminación. Claro que igual tenés que aplicar la deducción, y por lo general si uno va al biorsi en esos casos no está para descifrar acertijos justamente.
También fue a un bar “erótico”, donde en realidad lo único que te hacía calentar eran los precios. En las entradas de los baños encontró un hermoso falo y una bella vagina muy finamente dibujados y tan grandes que ocupaban toda la puerta, especialmente el coso masculino, lo cual le hizo pensar que ese lugar no era para él, porque no da la talla ni a ganchos. Igual entró, pero bastante abatatado.
Otra cosa relacionada con esto, y que en cualquier momento vamos a empezar a ver, es el tercer baño en discordia. Al paso que vamos será necesario muy pronto, cuando la gente “trans, bi, queer, etc.” o como sea que les guste nombrarse, profundicen el camino de reivindicaciones que han empezado hace rato y reclamen sus exclusivos lugares para desahogar el vientre. Me parece que eso es cuestión de minutos, tanto como que en los formularios burocráticos aparezca un casillero más en donde dice “sexo”; además de masculino y femenino, uno que diga “Otros”. A lo mejor ese tercer baño ya existe en algún lado, pero no me consta porque el lugar más sofisticado al que voy es a la parrilla “Don Rudecindo” en Burzaco. Y si existe no me gustaría conocerlo, francamente; prefiero quedarme con la duda pero con la frente bien alta.
¿Qué le pondrían en la puerta? ¿Una palabra? ¿Un muñequito? Yo sugeriría alguna advertencia tipo: “Ojo; cuando salgas de acá no vas a ser el mismo que cuando entraste”. O bien: “La entrada y permanencia de personas de cualquier género en este lugar corre por exclusiva cuenta de los que se arriesguen”. También podría ser: “La casa no se hace responsable por los desajustes traseros que padezcan quienes ingresen a esta instalación sanitaria”. O quizás: “Entrá si sos macho; y si no lo sos, mejor”.
En fin, parece un signo de los tiempos esto de las imágenes y las palabras inusuales (hasta ahora) que ponen en las puertas de los baños. Igual creo que faltan algunos, por ejemplo: “Parados” y “Sentadas” para dividir las aguas (nunca mejor empleada la expresión) entre hombres y mujeres, refiriéndose a la forma de cambiarle el líquido a las aceitunas que cada uno tenga. Porque el de “Nenas” y “Nenes” ya lo he visto por ahí. Y también “Príncipes” y “Doncellas”, que nos recuerda que la realeza también mea, como cualquiera de nosotros. Y hablando de eso, si me disculpan, voy al baño del barsucho donde escribo esto, mientras pienso en qué sugerirle al dueño de este antro, donde las puertas apenas dicen “Damas” y “Caballeros”… A este paso, pronto no lo va a entender nadie. Permiso…