Cuando la Hesperidina se vendía en farmacias y droguerías

Sábado, 27 de septiembre de 2014
Que Hesperidina fue la primera marca registrada en la Argentina es quizás un dato bastante conocido, al igual que su creación por  parte  de  Melville Bagley,  ya  que  de  ello  dan  cuenta innumerables documentos  y  testimonios accesibles por este mismo medio. Pero tal vez no ocurre lo mismo con los propósitos medicinales  que  perseguía  el  invento  en  cuestión  durante aquellos años, lo cual se hace extensivo a muchas otras bebidas del  mismo  tipo.  

En  efecto,  veremos que tanto licores como aperitivos y vermouths tenían entonces un cierto halo “curativo” relacionado a los efectos balsámicos, calmantes y terapéuticos que les eran atribuidos.  Con respecto a la Hesperidina,  los registros son abundantes y categóricos hacia fines del siglo XIX y principios del XX, incluyendo la temprana publicación de avisos listando los lugares en los que la novel etiqueta podía ser adquirida:  almacenes,  boticas,  cafés,  confiterías, droguerías y negocios por mayor.

La venta en farmacias de este viejo producto no sorprende en absoluto si nos atenemos a su origen. El propio Melville Bagley trabajó en un comercio del ramo,  y  fue  allí  precisamente  donde  logró  los resultados esperados a partir de la corteza de ciertas naranjas oriundas de una quinta ubicada en Bernal, al sur de la Ciudad de Buenos Aires. No obstante, la empresa fundada por este notable emprendedor fue siempre muy cautelosa a la hora de redactar los mensajes propagandísticos relativos a la Hesperidina, ya que, en general, sólo se hablaba de sus virtudes aperitivas y digestivas, sin asignarle bondades extras de ninguna naturaleza (al menos, en todos los documentos que he logrado ver hasta hoy). La marca siguió siendo popular durante más de un siglo y todavía continúa vigente,  aunque su fama fue opacándose al compás de los nuevos rubros productivos encarados por la firma. Con el correr de los años, por ejemplo, los avisos de Hesperidina dejaron de tener a ese rótulo como protagonista exclusivo, que comenzó a ser “escoltado” por demás artículos de moda, como lo fueron en su momento la celebérrimas galletitas Lola.

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