Los Habanos falsificados hacen humo todo el placer

Jueves, 13 de enero de 2011
Fondo de Olla ® presenta una serie de consejos para evitar ser víctimas de los estafadores. Una guía para guardar en el rígido y consultar cuando haya dudas.



Cohiba original

Los objetos de lujo siempre han sido blanco de imitaciones, canalizados en marcas de reconocido prestigio mundial. Si de relojes o perfumes se trata, más allá del perjuicio para el cliente y de la estafa al fabricante, la compra de una “imitación” no trasciende de una cifra de varios ceros. Pero cuando hablamos de productos de consumo, la consecuencia de esta modalidad puede originar, también, graves trastornos a nuestra salud.

En los últimos años ha ido creciendo el mercado de habanos falsificados en todo el mundo. Pero este fenómeno se viene notando aún más en los mercados emergentes, como el nuestro. La falta de una cultura sobre este hábito, la inseguridad jurídica, los escasos e ineficaces controles aduaneros y condiciones económicas fluctuantes hacen que la Argentina, y en particular Buenos Aires, sea blanco de todo tipo de ofertas.

Cohiba y Montecristo son las marcas elegidas por las organizaciones que se dedican a este negocio, y sus clientes suelen ser fumadores de productos “premium” con escaso conocimiento para distinguir entre

Cohiba trucho

un original y una copia, o con alguna necesidad de lucir en su mano una vitola de prestigio.

Los medios de distribución suelen ser Internet, contacto telefónico o vendedores que visitan potenciales clientes en las empresas; y los precios varían según el grado de imitación alcanzado, pudiendo encontrar una caja de Robustos de Cohiba entre los 100 y 150 dólares, contra los 860 dólares que se paga en una tienda autorizada. Más allá de que esta diferencia provoca un primer impacto de "conveniencia", en realidad termina generando una gran estafa al paladar y un gran riesgo a la salud.

El valor internacional de los habanos está regulado por la Corporación Habanos S.A., empresa hispano-cubana que maneja el mercado de exportación, y por los distribuidores en cada país, con variaciones según las políticas impositivas, estructura de comercialización y tipo de cambio. Exceptuando España y la propia Cuba, los valores en dólares de los habanos en nuestro país son similares a los de Europa, México, Oriente, Centroamérica y Brasil.

Cuando nos encontramos frente a una caja de Cohiba, con un precio tres o cuatro veces menor al vigente en el mercado interno sin duda estamos frente a una falsificación, que muchas veces resulta difícil descubrir hasta por un fumador experto. Sólo hay que privilegiar el sentido común o consultar a un especialista.

Más allá de la decepción de estar fumando un puro que no responde al sabor original de un Cohiba o Montecristo, ni a condiciones mínimas de armado, es un producto que carece de identidad, puede estar elaborado con tabaco cubano, dominicano, brasilero, hondureño, venezolano o argentino, sin ningún tipo de control fitosanitario. Las fábricas de exportación de cualquiera de los países productores de puros, poseen diferentes controles que abarcan desde el uso de plaguicidas autorizados en los procesos agrícolas hasta parámetros mínimos en la manufactura. Un puro que no procede de una fábrica de exportación puede contener plaguicidas tóxicos al organismo, muchos de los cuales han sido prohibidos por la Organización Mundial de la Salud. El tabaco es un producto que ingresa al organismo al igual que cualquier comestible, y es allí donde radica el principal riesgo de consumir una imitación.

Entre los fumadores existen dos tipos de víctimas: los que compran de buena fe y son engañados y los que saben que no están comprando un original, pero se conforman por su bajo costo. La auto justificación suele ser: “... bueno, tal vez no sean habanos originales, pero el tabaco es cubano y es bueno”.

Sin duda es difícil determinar con qué tabaco fue concebida una copia, aunque el problema más grave no es qué tabaco tenga sino cómo y con qué productos fue tratado, algo que no suele sentirse en el paladar pero puede provocar daños irreparables al organismo.

Los estafadores, por su lado, también esgrimen hábiles motivos para defender la legitimidad de lo que están vendiendo y justificar así el bajo precio al que ofrecen sus productos; entre otros, “los consigue una persona que trabaja en una fábrica cubana”, “son parte deuna cuota que le dan a los empleados de una fábrica y ellos por necesidad los venden”,“los trae un amigo que viaja a Cuba y conoce a algún funcionario estatal”, “me los consigue un empleado de Cubana de Aviación”, etc.

Si bien los orígenes pueden ser diversos, la mayoría de los cigarros cubanos falsificados provienen de la misma isla. Y esto es algo difícil de evitar mientras un operario de una fábrica de tabacos cobre entre diez y quince dólares por mes. Sin embargo, no son habanos de las fábricas de exportación los que comercializan en el mercado paralelo, sino productos que se elaboran en pequeñas fábricas del interior de la isla y que están destinados para consumo interno de los cubanos. El que ha tenido oportunidad de viajar a la Perla del Caribe sabe que no es fácil para un cubano sustraer un tabaco de una fábrica como Partagás, Romeo y Julieta, H.Upmann o El Laguito, y que el riesgo de ser sorprendido, es muy alto.

Degustar un habano es siempre un placer único, más allá de la calidad a la cual podamos acceder. Es preferible fumar un legítimo ajustando la compra al presupuesto que uno tiene, que pagar 100 dólares por un supuesto puro cubano, sin saber realmente lo que estamos fumando.

Muchos de los “pobres cubanos que intentan vender alguna caja de tabaco” pertenecen a un negocio que mueve millones de dólares al año, afectando no sólo la credibilidad de los fumadores sino el prestigio de marcas que han sido cuidadas por más de un siglo. No se envenene más ni sea medio de este negocio. Descubra todas las opciones que las más de 24 marcas cubanas tienen para ofrecerle.

Nuevas medidas de seguridad



En los últimos dos años, la empresa Puro Tabaco S.A. que importa y distribuye los Habanos en nuestro país, ha incorporado un nuevo tip de seguridad a sus cajas de Habanos. Un HOLOGRAMA con un número de serie, que dice “Garantía Original Puro Tabaco, no despegar”.

Y también a partir de marzo del 09’ la empresa Habanos S.A. , exportadora oficial del Gobierno de Cuba, ha cambiado su anterior Sello Original de Procedencia, por uno nuevo, de tamaño más chico, que incorpora un Holograma en su extremo derecho, y un código de barras en su extremo izquierdo. En su sitio oficial www.habanos.com ha instalado un sistema para que los mismos fumadores puedan verificar si lo que compraron es legítimo.

Sello anterior

Ingresando a la home del sitio, en la parte superior, centrado, dice “Verificación de Autenticidad”. Cuando uno ingresa en este link, introduce el Código de Barras del producto que ha comprado o que intenta comprar, y el sistema le dice si el producto es legítimo y qué tipo de producto corresponde a ese código.

Durante un tiempo, usted podrá encontrar el sello viejo y encima, el sello nuevo, hasta que sólo quede este último.


Algunos consejos

* Desconfiar de las “Ofertas Increíbles”.
* En un viaje de placer a Cuba, no comprar en la calle. Dirigirse sólo a las Casas de Tabaco autorizadas.
* No comprar a cubanos en Buenos Aires. La mayoría de los Habanos adulterados proviene de la isla.
* Consultar a su Tabaquero sobre cualquier oferta dudosa. Sólo los profesionales pueden detectar ciertas falsificaciones.
* Fuera de los comercios habilitados, evite comprar marcas como Cohiba, Montecristo, Romeo y Julieta o Partagás. Difícilmente se falsifiquen marcas como “Sancho Panza” o “Bolívar”.

Foto: © Mbudley | Dreamstime Stock Photos 

 



 
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