A Plaza de Mayo el 22 Martes, 14 de julio de 2020
Agobiados por la situación, los bares, restaurantes y hoteles ya no soportan esta cuarentena delirante a la que nos tienen sometidos. No todos han podido adaptarse al delivery, que es algo así como tratar de curar un cáncer con una aspirina. Por eso habrá una marcha a Plaza de Mayo el 22 de julio.
A veces pareciera que los argentinos somos mucho más mansos de lo que parecemos. De nuestros ancestros italianos hemos heredado ser gritones y cascarrabias. Pero como dice el dicho: perro que ladra no muerde.
Esto viene a cuento porque hemos demostrado tanta paciencia que cuesta creerlo. Pero todo tiene un límite y la situación agobia. Algunos que tienen espaldas la soportan mejor que otros, que están al límite, porque ya no saben de dónde sacar fondos para pagarles a sus empleados, el alquiler, los servicios y demás gastos de un restaurante. Y son los más, claramente.
¿Cuánta gente vive de la gastronomía y la hotelería? Varios millones. A un mozo, por más que le pagues el sueldo, todos sabemos que "vive" de las propinas. Muchos compatriotas llevan comida a su casa trabajando en el rubro. Sabemos de casos desesperantes.
Claro que la banda de "científicos" es muy pragmática y no entiende de "peros". Marche preso. Cierren para evitar contagiarnos de una gripe malévola que pareciera convertirse en el fin del mundo.
Todo tiene un límite y el hilo se está cortando, inexorablemente. El miércoles 22 de julio habrá una marcha hacia la Plaza de Mayo. A las 16. Con el lema: "Basta de cocinas, salones y habitaciones vacías". Y "en defensa de las actividades turística, hotelera y gastronómica".
Sin banderías políticas, porque esto nos afecta a todos y nos incluimos los que estamos en la prensa gastronómica por supuesto.
La convocatoria dice: "Toda la actividad, trabajadores y empresarios, debemos defender nuestra actividad, en paz, con nuestros uniformes de trabajo, en auto o caminando, pero participemos".
#Trabajar cuidándonos. Como se hace en otras partes del mundo. Como lo indican la ciencia y el sentido común.
Agobiados por la situación, los bares, restaurantes y hoteles ya no soportan esta cuarentena delirante a la que nos tienen sometidos. No todos han podido adaptarse al delivery, que es algo así como tratar de curar un cáncer con una aspirina. Por eso habrá una marcha a Plaza de Mayo el 22 de julio.
A veces pareciera que los argentinos somos mucho más mansos de lo que parecemos. De nuestros ancestros italianos hemos heredado ser gritones y cascarrabias. Pero como dice el dicho: perro que ladra no muerde.
Esto viene a cuento porque hemos demostrado tanta paciencia que cuesta creerlo. Pero todo tiene un límite y la situación agobia. Algunos que tienen espaldas la soportan mejor que otros, que están al límite, porque ya no saben de dónde sacar fondos para pagarles a sus empleados, el alquiler, los servicios y demás gastos de un restaurante. Y son los más, claramente.
¿Cuánta gente vive de la gastronomía y la hotelería? Varios millones. A un mozo, por más que le pagues el sueldo, todos sabemos que "vive" de las propinas. Muchos compatriotas llevan comida a su casa trabajando en el rubro. Sabemos de casos desesperantes.
Claro que la banda de "científicos" es muy pragmática y no entiende de "peros". Marche preso. Cierren para evitar contagiarnos de una gripe malévola que pareciera convertirse en el fin del mundo.
Todo tiene un límite y el hilo se está cortando, inexorablemente. El miércoles 22 de julio habrá una marcha hacia la Plaza de Mayo. A las 16. Con el lema: "Basta de cocinas, salones y habitaciones vacías". Y "en defensa de las actividades turística, hotelera y gastronómica".
Sin banderías políticas, porque esto nos afecta a todos y nos incluimos los que estamos en la prensa gastronómica por supuesto.
La convocatoria dice: "Toda la actividad, trabajadores y empresarios, debemos defender nuestra actividad, en paz, con nuestros uniformes de trabajo, en auto o caminando, pero participemos".
#Trabajar cuidándonos. Como se hace en otras partes del mundo. Como lo indican la ciencia y el sentido común.