Pan y CircoMiércoles, 28 de agosto de 2019
Ha nacido un nuevo grupo gastronómico, vaya a saber uno con qué objetivos verdaderos. Más allá de eso, M.I.G.A. (que así se llama) es una agrupación amazónica que, extrañamente, en estos tiempos de igualdad de género practica el sexismo ya desde su concepción.
Mucho se habla hoy de igualdad de género, del empoderamiento de la mujer, de la necesidad de acabar definitivamente con el machismo. Y está muy bien que así sea. En gastronomía, alguna vez criticamos que en GAJO (convertido hoy en un simple chat de amigos cocineros) hubiera una sola chef. Nos quisieron cortar la yugular. Pero ahora es al revés: nació M.I.G.A. (Mujeres Impulsando la Gastronomía Argentina).
¿Qué diría Pappo? Esto seguramente: "Nada como ir juntos a la par y caminos desandar; El honor no lo perdí es el héroe que hay en mí; Nada como ir juntos a la par; El honor no lo perdí es el héroe que hay en mí; Nada como ir juntos a la par".
Esta es una historia de pan. Pero para llegar a él, un símbolo de la alimentación humana (antes de que aparecieran los celíacos), se necesita del trigo. Masculino. Es el origen masculino de la harina (femenino) que da lugar al pan (masculino), y que finalmente se transforma en miga y corteza (ambas femeninas).
Observen que para ir del pan a la miga, necesariamente debemos ir juntos a la par.
En Fondo de Olla © (https://www.fondodeolla.com/nota/15327-la-cocina-no-es-solo-cosa-de-hombres/) siempre hemos bregado porque las mujeres tengan cada vez más presencia en la gastronomía profesional. Hubo un tiempo en el que la cocina de restaurantes era un ámbito masculino, de tipos rudos venidos del interior, sudorosos, puteadores y violentos porque no había otra manera de sobrevivir.
Por suerte todo cambió y hoy tenemos muchas mujeres laburando a la par del hombre, soportando calor, arduas horas de trabajo y con similar talento. Pero no nos gusta la discriminación, ni de un lado ni del otro.
El hombre y la mujer no somos iguales, nos diferencia la anatomía. Que tengamos igualdad de derechos es otra cosa, una asignatura aún pendiente que afortunadamente se va acercando cada vez más. Somos distintos, pero nos complementamos. No tenemos por qué ir separados. ¿Por qué no ir juntos a la par?
Y ahora concluyo en primera persona. Tengo esposa (hace 30 años) e hija. No concibo la vida sin ellas. Provengo de un partido político que fue el primero en presentar leyes para que la mujer tuviera derecho a voto. El mismo que dio lugar a una figura cumbre de nuestra política: Alicia Moreau de Justo.
Quizá después de esta nota muchas me tilden de machista, animal, retrógrado y vaya a saberse cuántos adjetivos más. No importa.
Solo digo que no hay harina sin trigo, ni pan sin harina, ni miga sin pan. Masculino - Femenino, o Femenino - Masculino. Como quieran.
Si pretenden "impulsar la gastronomía argentina" nos parece que no es éste el camino.
Ha nacido un nuevo grupo gastronómico, vaya a saber uno con qué objetivos verdaderos. Más allá de eso, M.I.G.A. (que así se llama) es una agrupación amazónica que, extrañamente, en estos tiempos de igualdad de género practica el sexismo ya desde su concepción.
Mucho se habla hoy de igualdad de género, del empoderamiento de la mujer, de la necesidad de acabar definitivamente con el machismo. Y está muy bien que así sea. En gastronomía, alguna vez criticamos que en GAJO (convertido hoy en un simple chat de amigos cocineros) hubiera una sola chef. Nos quisieron cortar la yugular. Pero ahora es al revés: nació M.I.G.A. (Mujeres Impulsando la Gastronomía Argentina).
¿Qué diría Pappo? Esto seguramente: "Nada como ir juntos a la par y caminos desandar; El honor no lo perdí es el héroe que hay en mí; Nada como ir juntos a la par; El honor no lo perdí es el héroe que hay en mí; Nada como ir juntos a la par".
Esta es una historia de pan. Pero para llegar a él, un símbolo de la alimentación humana (antes de que aparecieran los celíacos), se necesita del trigo. Masculino. Es el origen masculino de la harina (femenino) que da lugar al pan (masculino), y que finalmente se transforma en miga y corteza (ambas femeninas).
Observen que para ir del pan a la miga, necesariamente debemos ir juntos a la par.
En Fondo de Olla © (https://www.fondodeolla.com/nota/15327-la-cocina-no-es-solo-cosa-de-hombres/) siempre hemos bregado porque las mujeres tengan cada vez más presencia en la gastronomía profesional. Hubo un tiempo en el que la cocina de restaurantes era un ámbito masculino, de tipos rudos venidos del interior, sudorosos, puteadores y violentos porque no había otra manera de sobrevivir.
Por suerte todo cambió y hoy tenemos muchas mujeres laburando a la par del hombre, soportando calor, arduas horas de trabajo y con similar talento. Pero no nos gusta la discriminación, ni de un lado ni del otro.
El hombre y la mujer no somos iguales, nos diferencia la anatomía. Que tengamos igualdad de derechos es otra cosa, una asignatura aún pendiente que afortunadamente se va acercando cada vez más. Somos distintos, pero nos complementamos. No tenemos por qué ir separados. ¿Por qué no ir juntos a la par?
Y ahora concluyo en primera persona. Tengo esposa (hace 30 años) e hija. No concibo la vida sin ellas. Provengo de un partido político que fue el primero en presentar leyes para que la mujer tuviera derecho a voto. El mismo que dio lugar a una figura cumbre de nuestra política: Alicia Moreau de Justo.
Quizá después de esta nota muchas me tilden de machista, animal, retrógrado y vaya a saberse cuántos adjetivos más. No importa.
Solo digo que no hay harina sin trigo, ni pan sin harina, ni miga sin pan. Masculino - Femenino, o Femenino - Masculino. Como quieran.
Si pretenden "impulsar la gastronomía argentina" nos parece que no es éste el camino.