Visca Catalunya

Pantumaca porteña

Jueves, 14 de marzo de 2019

El Casal, restaurante de la vieja sede de los catalanes en Buenos Aires, sigue ofreciendo su cocina honesta y sencilla, surgida del mar y la montaña. Desde una clásica pantumaca a la gran fideuá, y también por qué no el cochinillo de campo, que es una licencia a otra región de la península ibérica.

Restaurante Casal de Catalunya - Chacabuco 863 - Tel.: 4361-0191. Martes a sábados mediodía y noche, domingos mediodía. Principales tarjetas.

Tipo de Cocina: Catalana

Barrio: San Telmo

Precio: $$$$

Hacía un tiempo que no volvíamos al Casal de Catalunya. Esta vez la razón era acompañar a nuestro colega Ángel Sastre, quien está realizando un trabajo sobre consumo de pescado en nuestro país. De manera que el chef de la casa, Damián "Mono" Cicero ya había armado la mise en place con lenguado, merluza y abadejo.

De todas maneras, ya sabemos que la cocina de los catalanes proviene del mar y de la montaña. Y que es tan simple y rica como su comida emblema: pan amb tomaquet, más conocido como pantumaca. Pan tostado, raspado con ajo y tomate más aceite de oliva, tan sencillo como eso. Si uno lo desea le agrega jamón y listo.

¿Dónde encontrar estos platos tradicionales sino en el Casal de Catalunya? El viejo edificio de la calle Chacabuco, la casa de los catalanes en Buenos Aires. Con el Teatro Margarita Xirgu, vecino al restaurante precisamente.

El menú pasa revista a lo mejor de la culinaria de origen, pero con algunas licencias como el cochinillo, al que el chef del restaurante, Damián Cicero, define como "el mejor de Buenos Aires". No será catalán pero está entre lo que más pide la gente.

La carta de El Casal permite que el comensal elija cada plato a modo de tapa o ración en muchos de los casos. Los panes se hacen en la casa. Y sin dudas que es como comer dentro de un museo, en el cual se observan los vitrales y la elegancia de esa casona señorial que alberga la cultura catalana como en ningún otro lugar de la ciudad.

Inevitable comenzar con una ración de pantumaca. Seguir con la bruscheta tibia de la huerta, una parrillada de hongos, o bien chipirones a la plancha y gambas al ajillo.

Para bolsillos más amplios, no hay que omitir el pulpo salteado con ajada de oliva, y pimentón, mejor en ración. Hay asimismo un especial de almejas a la marinera con fettuccine; caracoles al sofrito; ranas a la provenzal con papas, y la infaltable tortilla de patatas y cebolla, si se quiere con el agregado de chorizo ibérico.

"Nuestros pescados" es un capítulo ineludible en El Casal. Siempre es oportuno preguntar por la pesca del día, que se acompaña con alioli. Probamos esta vez un original abadejo al vermut catalán, con su toque levemente dulzón que además puede salir con chipirones. Y el lenguado en salsa de langostinos, cava y anís, muy aromático y delicado. Hay que pedir el pescado muy poco cocido, esto como regla general pero más en el caso del lenguado. Así nos lo sirvieron.

La merluza pil pil degustada, es un plato que pronto ingresará en la carta. Además, hay otra versión de abadejo, esta vez con sofrito de tomates y sanfaina.

La parrillada de mar, el arroz azafranado con mariscos, las paellas de campo o de la huerta, y la gran fideuá son opciones para compartir. Lo mismo que el ya mencionado clásico de la casa: cochinillo con papas, batatas y manzanas asadas ya sea entero o medio. El primero alcanza para cinco o seis comensales.

Luego hay otros platos y especiales de carnes, como los canelones a la catalana, los callos con rabo o el cordero en lenta cocción al vino tinto.

Para el final, no puede faltar la crema catalana quemada. Y también hay mousse de turrón, profiteroles rellenos de helado y chocolate caliente, y sopa de frutos del bosque.

La carta de bebidas exhibe algunas etiquetas catalanas, como el cava Barcelona Cuvée a precio módico. Y los espumosos locales Casa Boher Extra Brut, Rosell Boher Brut y Rosell Boher Encarnación. También opciones variadas de vinos nacionales y algunos importados.

El Casal es la sede de los catalanes, fundado en 1886, uno de los más antiguos del mundo. Su cocina es un regalo del mar y la montaña. El "Mono" Cicero hace rato que la ha adoptado como propia. Habrá que volver más seguido, como antes.

Lenguado en salsa de langostinos, cava y anís.

Las tapas de El Casal.


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