El chef no quiere repreguntas

Hay diferentes maneras de plantear una entrevista, o reportaje como le decimos acá (en realidad es un trabajo de investigación periodística). Y la verdad es que no vendría mal investigar al personaje que nos toca entrevistar, si hasta Mirtha Legrand (que no es periodista) lo hace desde hace medio siglo.

Lo peor de todo es cuando el periodista desconoce el tema y vuelca al papel cualquier cosa que diga el entrevistado, sin repreguntar cuando uno sabe que lo que acaba de escuchar puede ser una falacia.

Va de suyo que uno nunca podrá entrevistar a Germán Martitegui, quizás el único chef mediático que hace alta cocina (al menos lo es desde que aceptó actuar el papel de malo en aquella patética versión de Master Chef).

De todas maneras, uno imagina que ante las respuestas del cocinero de marras en "Sábado", no podríamos menos que haber repreguntado bastante porque sus conceptos en algunos casos dejaron bastantes cuestiones por aclarar.

En primera instancia, hay que decirle a la entrevistadora que Tegui ya no es "el mejor restaurante de la Argentina" según la (nefasta) 50 Best Restaurants, donde en la última edición fue superado por la parrilla Don Julio.

De ahí que pueda interpretarse que por eso mismo, Martitegui haya dicho que "el mundo va a dejar de comer carne en 30 años". Con amigos así quién necesita enemigos. Si ya Mauro Colagreco había desmerecido al producto emblema de nuestro país, éste directamente lo que quiere hacer s desaparecerlo. No se va a cumplir su pronóstico, obviamente, será solo una expresión de deseos, tal vez porque se hizo vegetariano y no nos enteramos.

En el título afirma que "si buscara el negocio, tendría una hamburguesería". Quizá debiera imitar a su amigo y colega Mauro, que sí la tiene aunque diga que la carne argentina "ha empeorado".

Luego habla de su segunda experiencia en Mendoza, adonde trasladó su restaurante Tegui por 40 días. Lógicamente que es loable el esfuerzo, pero de ahí a quejarse porque no fue ningún funcionario del gobierno provincial, o reclamar que no lo han invitado de otras provincias para repetir la experiencia, hay un largo trecho.

No creemos que los ciudadanos deban sostener con sus impuestos estas movidas gastronómicas, que solo aportan ego y más ego al cocinero y nada de utilidad (relación costo beneficio) para el Estado.

Sino cabría preguntarse que dejó el Proyecto Tierras, que solo quedó en una buena intención pero nada más. Tal vez no se haya elegido bien al cocinero encargado de llevarlo adelante. Decimos esto porque Martitegui afirma que "la señora que me abre las puertas en Tierras, se la abre al de Masterchef, no al del restaurante más caro de Buenos Aires".

Y va por más, al decir que "Masterchef fue una revolución porque metió la comida en las casas y contagió esas ganas de cocinar". Qué ganas de repreguntar, por favor.

Afirma el entrevistado que en las redes lo siguen 200.000 personas, que "hay insultos de gente que no entiende, que nunca vino ni va a venir a Tegui". Señala que ahora disfruta un poco de la polémica, porque aprendió. ¿Será así? Solo por afirmar que no creíamos que fuera el mejor chef y Tegui el mejor restaurante del país, nos sacó de una lista de invitados y no podemos ingresar a probar su comida sin pasar un mal momento o que directamente no nos permitan ingresar.

Quienes lo conocen dicen que no le gusta que hablen bien de sus subordinados, que eso lo enoja mucho. Por eso, quizá se fue su sommelier estrella de hace un par de años. Qué bueno hubiera sido preguntarle.

No vamos a referirnos a su condición de flamante padre por alquiler de vientre. Es cosa personal y no tiene interés para el lector que está interesado en la gastronomía.

Sí nos quedó otra cosa por preguntarle: "es verdad que es o ha sido abstemio". Así lo abonaba un mito. Sin embargo, cuando le preguntan por su bebida preferida, dice que es el "Agua de Roca", de los hermanos Michelini, quienes lo recibieron en su experiencia mendocina. Perfecto que beba vino, pero si éste es su preferido, no aprendió nada en todos estos años. Un Saivignon Blanc de acidez insoportable, verde que te quiero verde.

Fue una entrevista complaciente a la medida del personaje. Había que repreguntar y no se hizo.

Nunca dijimos que Germán Martitegui sea un mal profesional. Nunca más hablamos de Tegui, porque en ese lugar hace años que somos persona no grata. Solo por no abonar eso de que es el mejor, nos pusieron en la lista negra. Pero tampoco hemos afirmado que sea un mal restaurante.

Si alguna vez tuviéramos la oportunidad de entrevistar al mismo personaje, conoceríamos mucho mejor sus puntos de vista, preguntando con respeto y repreguntando donde queden dudas. No es el tipo de periodismo que más le agrada a GM, así que por el momento una eventual entrevista sigue siendo una utopía.

Pensándolo bien, habiendo tantos cocineros que entrevistar, ni falta nos hace.