Alerta Rojo

Las mujeres del vino

Viernes, 22 de febrero de 2019

"Al Rojo Vino" (Mujeres extraordinarias que revolucionaron la cultura del vino en la Argentina) es un libro (por ahora digital) escrito por la periodista Tamara Herraiz. Una buena idea que sin embargo, naufraga en la frivolidad y la, a veces, desacertada elección de las protagonistas.

Cuentan que el libro fue presentado por primera vez en La Semana del Vino, el 5 de octubre en La Rural, en el marco de la Feria Vinos & Bodegas 2018.

Vaya a saber por qué razón recién acabamos de recibir la información de prensa. Más vale tarde que nunca, como dice el dicho. Se trata de una obra en versión digital, escrita por la periodista Tamara Herraiz, quien parece tener un acercamiento directo con el mundo de la vitivinicultura, a poco que se lea el prólogo, en el cual afirma que su familia tuvo bodega en Palmira, Mendoza.

Convengamos que la idea era buena. Rendir una especie de homenaje a las mujeres que han tenido cierto protagonismo en la industria. Enólogas, bodegueras, sommeliers.

Quizá haya que decir que dos figuras aglutinan esa presencia femenina en el machista mundo de los vinos: Laura Catena y Susana Balbo. Con diferentes perfiles, claro. Una, empresaria, capaz de complementar la medicina, profesión que ejerce en la Universidad de California, y la inserción en la vitivinicultura a través de su padre, Nicolás Catena. La otra, la "primera mujer enóloga universitaria del país", según bien describe la autora.

La sinopsis que podemos encontrar en las páginas de "Al Rojo Vino", señala lo siguiente: "Amor, pasión, valentía, coraje, fuerza, trabajo, decisión son los denominadores comunes de las extraordinarias mujeres mencionadas en este libro. Cada una tiene una historia única pero a todas las une desde sus raíces la cultura del vino. Porque tal describen ellas mismas, cuando hablamos de vino, hablamos de las costumbres y de la gente, hablamos del arte de la bebida nacional, hablamos de parte de nuestra identidad".

Y prosigue: "Laura Catena, Susana Balbo, Ana Amitrano, Margareth Henríquez, Marina Beltrame, Elizabeth Checa, Paz Levinson, Agustina de Alba y Ana Viola, entre otras grandes mujeres, trazan en esta obra la evolución de la industria vitivinícola de la Argentina y la revolución de género que ésta ha experimentado en los últimos 40 años. Pioneras cada una en lo suyo, sus relatos inspiran y transforman".

La obra se presenta como una serie de entrevistas y minibiografías de cada una de las protagonistas elegidas por la autora. No profundiza, se queda en el continente y no ahonda en el contenido. Cae en la frivolidad que solemos encontrar últimamente en la industria, que tarde se ha dado cuenta de que la caída del consumo por debajo de los 20 litros per cápita anuales, no es solo producto de la crisis económica.

Pero creemos que, más allá de lo trabajoso que es realizar un libro de esta naturaleza, el principal problema es la cuanto menos discutible elección de las protagonistas. En un cambalache inentendible, la autora ha hecho una mescolanza que, remedando a Enrique Santos Discépolo, vemos "llorar La Biblia junto a un calefón".

La sensación que nos queda, es que la autora obra algunas veces por amiguismo, como cuando rinde loas a la expresidente de Chandon Argentina, Margareth Enríquez, quien dejó en su momento el país sin pena ni gloria, luego de una etapa de alta exposición mediática.

Aquí detallamos quiénes son las protagonistas que figuran en el libro, en donde uno puede sacar sus conclusiones, sobre todo quiénes sobran y quiénes faltan: "5 Las casualidades no existen; 11 Ana Amitrano; 19 Susana Balbo; 29 Marina Beltrame; 37 Laura Catena; 47 Lis Clément; 55 Elisabeth Checa; 63 Margareth Henríquez; 75 Paz Levinson; 81 Patricia Ortiz; 87 Flavia Rizzuto; 95 Ana Viola; 101 Una historia lleva a la otra; 111 Cuando todo era nada y nada era principio; 117 Agradecimientos".

Al margen de estos nombres, hay breves menciones de otras mujeres que tienen vigencia en el mundo del vino. Insólito que no tenga mayor presencia, por ejemplo, María Barrutia. Gran cocinera y sommelier. Sin embargo, se ensalza a otras colegas con menor trayectoria.

Tanto Marina Beltrame como Flavia Rizzuto (socia de Barrutia en CAVE) han sido pioneras en la sommelierie argentina. Ni hablar de Paz Levinson, discípula de estas dos últimas, que brilla en Europa. ¿Quién discutiría que se las incluya? Nadie.

Va de suyo que las mujeres han copado esta actividad y son reconocidas por encima de sus colegas varones. Pero no solo se trata de portación de género: hay que saber diferenciar para que no todo sea igual, la Biblia y el Calefón, de Discépolo.

Una pena que en el rubro periodístico se haya omitido a la recientemente desaparecida Fanny Polimeni, y por supuesto a Alicia Delgado. Si de trayectoria hablamos, ellas no deberían estar ausentes.

Y entre las enólogas, por caso, Estela Perinetti (Catena), Victoria Prandina (Trivento), Valeria Antolín (Piattelli), solo por citar tres ejemplos. No están tampoco. Y otras como Gabriela Celeste aparecen apenas mencionadas.

"Al Rojo Vino" es una obra que comenzó como una buena idea, pero que naufraga en sus propios caldos. A veces ensalzando a quiénes no lo merecen, en otras ocasiones omitiendo a verdaderas referentes de la vitivinicultura argentina. Por tanto, termina siendo un libro discreto, plagado de amiguismo e injusto con muchas mujeres a las que no se ha tenido en cuenta.

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