Amaranto y VinosMiércoles, 12 de septiembre de 2018La semana pasada fue atípica para el periodista. Menos horas frente al teclado. Menos restaurantes visitados. Menos estrés, pero igual que siempre, mucha comida y mucha bebida. El siguiente relato se corresponde con un viaje a Río Cuarto, previo paso por Rosario.
Hace poco más de un año nos dimos el gusto de viajar a Río Cuarto, la segunda ciudad de la provincia de Córdoba, donde nos esperaba Amaranto, restaurante de características particulares, una especie de rara avis para el interior del país.
Guillermo Perotto Ghi (apellido compuesto piamontés) es empresario, vinculado a la sanidad, pero también un apasionado de la gastronomía y que a partir de su emprendimiento gastronómico comenzó a cocinar profesionalmente.
Lo conocimos gracias a Lucio Marini, que en aquella ocasión había compartido con el dueño de casa un menú acompañado por vinos de la Bodega Catena Zapata.
El jueves 6 del actual, Amaranto cambió su fisonomía habitual para dar paso a un evento llamado "Vinos y Sabores Exclusivos", que ya va por su tercera edición.
Previo paso por Rosario, donde nos esperaba Lucio para almorzar en Churrasquería y cenar en un recién inaugurado espacio que lleva el nombre del barrio en el cual está instalado (Belgrano), del cual escribiremos en breve,
emprendimos viaje hacia Río Cuarto, vía autopista Rosario-Córdoba, hasta Villa María.
Allí se toma la ruta 158 transitando la "ruta del maní", pasando por Arroyo Cabral, General Deheza y General Cabrera, entre otras localidades.
La llegada al destino final, Río Cuarto, debía ser cercana al mediodía. No era cuestión de perderse el asado que estaba preparando el dueño de casa para acumular fuerzas para un día que sería intenso.
Guillermo nos esperaba con un corte que nos atrae siempre: marucha, la tapa del bife ancho. La particularidad es que se trataba de una marucha de Wagyu. Nunca la habíamos probado y verdaderamente fue una sorpresa porque por lo general este tipo de cortes baratos y poco difundidos, se descarta en el caso de este Wagyu argentino.
El evento de la noche en Amaranto contó el apoyo de la Vinoteca Maipú y participaron las bodegas Séptima, Trapiche, Domingo Molina, Salentein, Mosquita Muerta, Cadus, Las Perdices y Bianchi.
Para dar una idea de la magnitud de los vinos presentados, había entre la copiosa oferta botellas de Enzo Bianchi, Rupestre (Bodega Domingo Molina) y Primus de Salentein, entre otras etiquetas.
Mientras tanto, Guillermo y la souschef de Amaranto, Nelly Martínez Maya, organizaban la parte comestible de la noche. Una sucesión de bocados que culminó con el pulpo, la frutilla del postre.
Gracias a la profesión, uno se encuentra con personajes como Guillermo Perotto Ghi, generoso anfitrión que nos honra con su estima. Placeres que hacen válido el esfuerzo de recorrer los 617 kilómetros que separan Buenos Aires y Río Cuarto. Que se repita.
Amaranto queda en Alberdi 735, Río Cuarto. No dejen de visitarlo si andan por la provincia de Córdoba.
La semana pasada fue atípica para el periodista. Menos horas frente al teclado. Menos restaurantes visitados. Menos estrés, pero igual que siempre, mucha comida y mucha bebida. El siguiente relato se corresponde con un viaje a Río Cuarto, previo paso por Rosario.
Hace poco más de un año nos dimos el gusto de viajar a Río Cuarto, la segunda ciudad de la provincia de Córdoba, donde nos esperaba Amaranto, restaurante de características particulares, una especie de rara avis para el interior del país.
Guillermo Perotto Ghi (apellido compuesto piamontés) es empresario, vinculado a la sanidad, pero también un apasionado de la gastronomía y que a partir de su emprendimiento gastronómico comenzó a cocinar profesionalmente.
Lo conocimos gracias a Lucio Marini, que en aquella ocasión había compartido con el dueño de casa un menú acompañado por vinos de la Bodega Catena Zapata.
El jueves 6 del actual, Amaranto cambió su fisonomía habitual para dar paso a un evento llamado "Vinos y Sabores Exclusivos", que ya va por su tercera edición.
Previo paso por Rosario, donde nos esperaba Lucio para almorzar en Churrasquería y cenar en un recién inaugurado espacio que lleva el nombre del barrio en el cual está instalado (Belgrano), del cual escribiremos en breve,
emprendimos viaje hacia Río Cuarto, vía autopista Rosario-Córdoba, hasta Villa María.
Allí se toma la ruta 158 transitando la "ruta del maní", pasando por Arroyo Cabral, General Deheza y General Cabrera, entre otras localidades.
La llegada al destino final, Río Cuarto, debía ser cercana al mediodía. No era cuestión de perderse el asado que estaba preparando el dueño de casa para acumular fuerzas para un día que sería intenso.
Guillermo nos esperaba con un corte que nos atrae siempre: marucha, la tapa del bife ancho. La particularidad es que se trataba de una marucha de Wagyu. Nunca la habíamos probado y verdaderamente fue una sorpresa porque por lo general este tipo de cortes baratos y poco difundidos, se descarta en el caso de este Wagyu argentino.
El evento de la noche en Amaranto contó el apoyo de la Vinoteca Maipú y participaron las bodegas Séptima, Trapiche, Domingo Molina, Salentein, Mosquita Muerta, Cadus, Las Perdices y Bianchi.
Para dar una idea de la magnitud de los vinos presentados, había entre la copiosa oferta botellas de Enzo Bianchi, Rupestre (Bodega Domingo Molina) y Primus de Salentein, entre otras etiquetas.
Mientras tanto, Guillermo y la souschef de Amaranto, Nelly Martínez Maya, organizaban la parte comestible de la noche. Una sucesión de bocados que culminó con el pulpo, la frutilla del postre.
Gracias a la profesión, uno se encuentra con personajes como Guillermo Perotto Ghi, generoso anfitrión que nos honra con su estima. Placeres que hacen válido el esfuerzo de recorrer los 617 kilómetros que separan Buenos Aires y Río Cuarto. Que se repita.
Amaranto queda en Alberdi 735, Río Cuarto. No dejen de visitarlo si andan por la provincia de Córdoba.