Lobby contra el vino

El vino es salud, en dosis moderadas. Lo sabe todo el mundo y lo avala la ciencia. Inclusive, si tomamos en cuenta la llamada "Paradoja Francesa" (http://www.fondodeolla.com/nota/viva-el-totin/) nos daremos cuenta de cuánta intencionalidad, cuánto lobby, cuántos negocios hay detrás de expresiones exageradas y sin comprobación científica.

Lo mismo ocurre con los transgénicos, cuya nocividad para el organismo humano nunca se ha comprobado pero que recibe críticas de parte de ecologistas fanáticos y periodistas no informados.

Como si el vino no pasara por momentos difíciles, sobre todo en nuestro medio, donde el consumo está en el límite de los 20 litros anuales per cápita, ahora surgió un estudio emitido por la Sociedad Americana de Oncología Clínica (cuyas siglas en inglés lo dicen todo: ASCO).

Lo peor de todo, es que la semana pasada muchos medios periodísticos, en diversas partes del mundo, tomaron esta declaración como propia y ergo, la avalan como si fuera una verdad absoluta.

Está claro que hay una corriente lobista que apunta contra el vino y el resto de las bebidas alcohólicas (aunque no las nombran), que considera que los beneficios del consumo moderado de alcohol son cuestionables y piden que se reduzca el consumo de vino a una mínima expresión o ni siquiera eso: eliminar directamente la ingesta.

ASCO (una ironía) señala que "el consumo de alcohol, incluyendo el moderado, se relaciona con un mayor riesgo de padecer varios cánceres importantes, incluidos los de mama, colon, esófago y de cabeza y cuello".

Más allá de estas afirmaciones, que no cuentan con avales científicos que las confirmen, muchos investigadores más serios insisten en las bondades del consumo moderado del vino.

Según leemos en una publicación española, Ramón Estruch, investigador del servicio de Medicina Interna del Hospital Clínic de Barcelona y exmiembro de la Investigación del Vino y la Nutrición (Fivin), "está más que demostrado que el consumo moderado e inclusive excesivo de bebidas fermentadas protege a nivel cardiovascular y cerebral".

Estruch asegura que "muchos de los estudios poblacionales que concluyen que el consumo moderado de alcohol afecta negativamente a la salud pueden contener errores metodológicos".

¿Por qué entonces algunos organismos alertan sobre el supuesto impacto negativo que puede tener para la salud la ingesta de una copa diaria de vino al día? Según Estruch, por prudencia: "a los organismos internacionales como la OMS les da mucho miedo hacer recomendaciones generales de consumo de alcohol, temen que por recomendar una copa de vino al día se pueda favorecer un consumo excesivo de alcohol e inclusive el alcoholismo".

Lo mismo ocurre con los alimentos transgénicos, uso del glifosato mediante, tema en el cual la OMS también opinó en su momento en contra de los organismos genéticamente modificados. Hoy, en cambio, advierte que "no se han demostrado riesgos para la salud humana en aquellos países en que están comercializados", y que "antes de eso se han evaluado minuciosamente mientras que los cultivos tradicionales nunca se vigilan con tanto rigor".

La comparación es válida, por lo que esperamos que la organización internacional ponga en blanco sobre negro todas estas tonterías que aparecen como por arte de magia y luego repiten como loros en los medios periodísticos amarillistas.

El daño que se hace es enorme. Lo penoso es que todo depende de fuertes lobbies que apuntan a intereses comerciales causando dudas y pánico entre los consumidores.

Hace más de 50 años que bebo vino y estoy sanito. Cuando no lo esté, jamás podría echarle la culpa al vino.