Cuando la cocina se transforma en arte

El Casco bien colocado

Viernes, 13 de julio de 2018

La cocina es arte cuando los aspectos visuales complementan la esencia de un plato, sus sabores y aromas. En El Casco Art Hotel, la chef Ana Lucía Arias exhibe ambas cualidades en un menú que protagonizan los productos patagónicos.

El Casco - Avenida Bustillo km. 11,5 Bariloche - Teléfono: 0294 446 2929 - Abierto todos los días - Principales tarjetas.

Tipo de Cocina: De Autor

Lugar: Bariloche, provincia de Río Negro

Precio: $$$$

Hablar de El Casco Art Hotel equivale a exponer una de las mejores opciones de Bariloche y alrededores. Para que esto sea así, una de las patas de la hospitalidad -la gastronomía- debe estar a tono con la propuesta del alojamiento.

Por el restaurante de este lugar emblemático de la ciudad rionegrina, han pasado grandes profesionales como Julián del Pino (hoy en Vico), o Nicolás Noceti, cocinero y sommelier que además organiza actualmente la Feria Puro Vino.

Precisamente, a causa de haber viajado a Bariloche para participar de este encuentro tuvimos la oportunidad de conocer El Casco y disfrutar de un menú que preparó especialmente la chef Ana Lucía Arias.

Nacida en la entrerriana Chajarí, Ana lleva varios años en el sur. Más precisamente desde 2007, cuando era la encargada del área de Pastelería, desde donde pasó a souschef y luego a chef del hotel. Antes había realizado un stage en El Celler de Can Roca, mientras que en Buenos Aires pasó por las cocinas de Bar Uriarte y el Hotel Panamericano, entre otros lugares.

El Casco es un hotel de y con arte. De hecho, muchas de las obras que se exhiben en su interior, están a la venta. La cocina, por ende, debe estar en la misma onda. Ya es sabido que los platos que llegan a la mesa también entran por los ojos, pero no todos los chefs se llegan a destacar en lo que podemos llamar el "continente" de un plato.

El menú de El Casco está armado con entradas, principales y postres, todos con precios fijos ($ 350, $ 490 y $ 320 respectivamente, a julio de 2018). En caso de optar por dos pasos, el precio es de $ 720 e incluye café y petit fours, o bien $ 840 por los tres pasos.

La experiencia comenzó con una minimalista ensalada tibia de chipirones, habas, cilantro y zucchini, marinado en menta y lima. Un bocado de frescura y delicadeza. Fue lo que antecedió a la primera entrada: huevo de campo a 63º C, con remolachas asadas, queso de cabra, miga de pan y helado de oliva de Arbequina de Las Grutas.

Luego llegó el cake de morcilla con langostinos y ajoblanco, una jugada combinación de sabores que sorprendió al paladar y derrumbó preconceptos. 

El principal no eran cordero ni ciervo, dos carnes muy usuales en esta parte del país. En cambio, la chef eligió una bondiola de cerdo, crema y jugo de cebollas asadas y salteado de vegetales verdes.

Y para el final, cremoso de chocolate de Madagascar, leikaj (torta de miel) y helado de azafrán. Otra demostración de audacia creativa.

La carta vigente incluye otros platos que nos tentaban. Como una variante de la tarte tatin hecha con tomates, cebollas caramelizadas, bocconcini y base de olivas negras y rúcula. O "la trucha del Nahuel" con jugo de manzana verde y ensalada de pickles caseros en Chardonnay, y el cordero jugoso con puré de garbanzos, kale, provoleta y echalotes en jugo de naranja.

El menú estuvo acompañado por vinos elegidos por Nicolás Noceti y Puro Vino.

El Casco es un hotel con arte cuya cocina responde a esa premisa. Un cuadro que representa eso a la perfección es la naturaleza muerta con duraznos que, por irresistibles, nos desviaba la vista hacia la pared frente a nuestro lugar en la mesa.

Es que el restaurante El Casco nos incentiva a que la vista sea uno de los componentes principales de una experiencia gastronómica inusual por lo sui generis

Bondiola de cerdo con cebollas asadas y salteado de vegetales verdes. 

Chocolate para el final.

Duraznos en la pared.

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