Una cocina de espíritu mediterráneo que cobra realce por su privilegiada ubicación sobre la costa del río Luján. Pescados de río y pastas son las especialidades más destacadas de Il Novo María del Luján, un clásico de Tigre.
Pero hay excepciones que confirman la regla. Y no hablamos precisamente de lo viste las paredes, sino del lugar donde un restaurante está enclavado. Si de Tigre hablamos en su sector continental, Il Novo María del Luján es un caso paradigmático. Es el único que está ubicado sobre la misma costa del río Luján.
Ahí mismo sobre el Paseo Victorica, casi enfrente del Museo Naval (en cuyo predio pronto los mismos propietarios abrirán un salón para eventos), y a mitad de camino entre la estación fluvial y del Ferrocarril Mitre y el Museo de Arte de Tigre (ex Tigre Hotel), Il Novo María del Luján nos espera que disfrutar de una vista privilegiada.
Ya de día, ya de noche, bien vale la pena la experiencia. El restaurante cuenta con un salón climatizado y otro más pequeño, ambos con vista al río, y el patio que es ideal para los días más apacibles.
La familia Vieira viene trabajando sin desmayo desde hace más de una década.
Dentro del trabajo de difusión que realiza el municipio local para el crecimiento gastronómico tanto del continente como de los sectores de islas, Il Novo María del Luján ganó el Concurso Menú Tigre 2012/2013 y en diciembre del año pasado, el Tigre de Oro.
La carta es extensa y ofrece opciones para todos los gustos, pero las especialidades son los pescados de río y las pastas.
Los "picoteos" resultan una buena opción para comenzar. El que lleva el nombre del restaurante incluye pulpitos, mejillones, salmón ahumado, langostinos y arenques marinados y salsa de aceitunas sobre colchón de hojas verdes. O bien el de "mar", con bastoncitos de lenguado con sésamo blanco y negro, rabas, mejillón provenzal, camarones al curry con dip de salsa tártara y morrón asado.
Probamos las empanadas de salmón rosado y las tradicionales de carne, muy ricas, o bien s puede optar por el carpaccio de lomo, las milanesitas de mozzarella con coulis de tomate y las clásicas rabas.
Hay un capítulo de vegetales de la huerta (ensaladas especiales) y otro de "frutos del mar", con lenguado a la crema de limón; salmón al azafrán; trucha mediterránea; paella y pulpo a la gallega.
Quienes opten por los pescados de río, que muchos subestiman injustamente, conviene consultar con los mozos la disponibilidad, que hoy es más frecuente gracias a los criaderos ubicados en el Litoral. El pacú con verduras al vapor no falla e impresiona por su tamaño, aunque es fácilmente consumible para una sola persona. También suelen tener boga, dorado y surubí, entre otras especies de los cursos de agua de la zona.
Como se dijo, otra especialidad de la casa son las pastas: ñoquis soufflé de espinaca; raviolones de espinaca y queso parmesano; ravioles de centolla; panzotti di zucca; lasagna vegetariana, y sorrentinos caprese. Todo fatto in casa.
Hay además lomos (a las tres pimientas y a los tres hongos, o en cazuela; pollos (a la mostaza o amalfitano) y risotti (el "María del Luján" está azafranado y lleva gambas y mejillones.
Y de la parrilla, ojo de bife; bife de chorizo; medallón de lomo; brochettes; pamplona de cerdo; bondiola; matambrito; chorizo "King" y provoletas.
Lo postres son clásicos: panqueques, flan, helados, natillas, tiramisú y nuestro preferido: sabayón caliente con nueces.
Hay una nutrida carta de vinos. No es raro observar grupos de turistas extranjeros que visitan Tigre y por supuesto que Il Novo María del Luján es una fija.
Agradecemos a Il Novo y a Frank Blumetti por las fotos.
Hay pizzas y pizzas. Buenos Aires ofrece hoy diversas versiones que nos sorprenden a veces por la escasa o nula difusión que han tenido entre nosotros. Uno de esos casos es el de la variedad romana, finita, seca, crujiente y con ingredientes de calidad, algunos de ellos italianos. Es la que ofrece Così mi Piace, junto a varias opciones de pasta al dente.
Casi como si se tratara de un speakeasy, Rufino se descubre en el subsuelo del hotel boutique Mío Buenos Aires, de Recoleta. El restaurante se inauguró a mediados del 2018 y, por suerte, han logrado superar la pandemia que les pegó doble (ya que no disponen de espacios al aire libre excepto un diminuto patio al fondo del salón. El leit motiv es la carne argentina, llevada aquí a niveles de calidad y sofisticación bien entendida, que potencian la propuesta.
El caso de la cocina francesa en Buenos Aires es digno de estudio. No contamos con demasiados exponentes de calidad, siempre ha tenido una mala e injusta fama de ser muy costosa y, para colmo de males, sufrió un vacío importante con el cierre de La Bourgogne. Por suerte nos quedan los bistrós y, entre ellos, sin dudas que L'Atelier va a la vanguardia por su excelente relación precio calidad. Un lujo que podemos darnos, para comer como si estuviéramos en París o cualquier otra ciudad de Francia. Un gran trabajo de Verónica Morello y Charly Forbes.
