La Cabrera por dentroMiércoles, 28 de marzo de 2018Hace 15 años, un chef decidió crear una parrilla desde la visión de alguien que aprendió los secretos de la cocina antes que de los de las brasas. Y así nacía La Cabrera, cuyo nombre rinde tributo a la calle palermitana en la que se ubican ambas sucursales (la de la esquina y la norte).
"En el país de las vacas y de los grandes asadores, espero que La Cabrera sea recordada por varias generaciones como una parrilla de culto", afirma Gastón Riveira en su primer libro (editado el año pasado) sobre el restaurante de carnes que fundó allá por el año 2002.
La Cabrera, con el tiempo (desde 2013) se transformó en una parrilla de exportación que lleva al producto emblema de nuestro país a lugares como Asunción del Paraguay (la primera apertura afuera), Manila, Lima (dos locales), Río Janeiro, Santa Cruz de la Sierra y Ciudad de México. Falta muy poco para una nueva apertura en Santiago de Chile.
Es lógico que en todas las parrillas del país, se busca la diferenciación en algún aspecto en especial. Aun aquellas que están en las ciudades del interior, las rutas y los lugares más recónditos.
En La Cabrera lo que marca la diferencia es que su mentor, Gastón Riveira, es cocinero antes que parrillero. Y ahí es donde le dio un estilo a su casa que se enmarca en esa línea. El dominio de las ollas, las sartenes y cacerolas tanto como los fuegos del asado argentino, hacen la diferencia en este caso .
El punto en común, en todo caso, si hablamos de parrillas de alto nivel gastronómico, es la calidad de la materia prima. La carne de las pampas que es considerada en el mundo como un alimento de altísima calidad. Y en La Cabrera no falla nunca.
En el afán por mostrarles a los lectores nuestros restaurantes por dentro, con prevalencia de las imágenes que hablan por sí mismas, hoy le toca el turno a La Cabrera.
Un aplauso siempre, tradición argentina.
Recuerdos de antaño.
Fajinando.
Corte americano, especialidad de la casa.
Mollejas, el caviar argentino.
Empanada, carne y acompañamientos, un clásico de La Cabrera.
Provoleta, que no falte.
Flor de bifazo.
Sacando a pasear a La Cabrera con el Choribondi.
.Chorizo, otra de las especialidades.
El salón.
La punta es lo mejor.
Gran tentación.
Helados para el que llegue al final.
Gastón Riveira, el hacedor.
Fotos: Gentileza de La Cabrera. Gracias a Leandro Bouzada por la colaboración y la buena onda.
Hace 15 años, un chef decidió crear una parrilla desde la visión de alguien que aprendió los secretos de la cocina antes que de los de las brasas. Y así nacía La Cabrera, cuyo nombre rinde tributo a la calle palermitana en la que se ubican ambas sucursales (la de la esquina y la norte).
"En el país de las vacas y de los grandes asadores, espero que La Cabrera sea recordada por varias generaciones como una parrilla de culto", afirma Gastón Riveira en su primer libro (editado el año pasado) sobre el restaurante de carnes que fundó allá por el año 2002.
La Cabrera, con el tiempo (desde 2013) se transformó en una parrilla de exportación que lleva al producto emblema de nuestro país a lugares como Asunción del Paraguay (la primera apertura afuera), Manila, Lima (dos locales), Río Janeiro, Santa Cruz de la Sierra y Ciudad de México. Falta muy poco para una nueva apertura en Santiago de Chile.
Es lógico que en todas las parrillas del país, se busca la diferenciación en algún aspecto en especial. Aun aquellas que están en las ciudades del interior, las rutas y los lugares más recónditos.
En La Cabrera lo que marca la diferencia es que su mentor, Gastón Riveira, es cocinero antes que parrillero. Y ahí es donde le dio un estilo a su casa que se enmarca en esa línea. El dominio de las ollas, las sartenes y cacerolas tanto como los fuegos del asado argentino, hacen la diferencia en este caso .
El punto en común, en todo caso, si hablamos de parrillas de alto nivel gastronómico, es la calidad de la materia prima. La carne de las pampas que es considerada en el mundo como un alimento de altísima calidad. Y en La Cabrera no falla nunca.
En el afán por mostrarles a los lectores nuestros restaurantes por dentro, con prevalencia de las imágenes que hablan por sí mismas, hoy le toca el turno a La Cabrera.
Un aplauso siempre, tradición argentina.
Recuerdos de antaño.
Fajinando.
Corte americano, especialidad de la casa.
Mollejas, el caviar argentino.
Empanada, carne y acompañamientos, un clásico de La Cabrera.
Provoleta, que no falte.
Flor de bifazo.
Sacando a pasear a La Cabrera con el Choribondi.
.Chorizo, otra de las especialidades.
El salón.
La punta es lo mejor.
Gran tentación.
Helados para el que llegue al final.
Gastón Riveira, el hacedor.
Fotos: Gentileza de La Cabrera. Gracias a Leandro Bouzada por la colaboración y la buena onda.