El Messi de los vinos no existeLunes, 19 de marzo de 2018Hartos de estar hartos. Hay vinos malos, regulares y buenos. Eso es indiscutible. Pero si entramos en el terreno de la subjetividad, que un vino gane en un concurso la condición de "Mejor del Mundo" no es una verdad absoluta.
Uno de los principales versos del vino son los concursos. Ahí, un grupo de jurados supuestamente eruditos en la materia eligen a "los mejores". A los que se llevan las medallas, a los que son considerados en la élite del mundo. Mal dicho: serán "los mejores" de tal o cual concurso en el que votaron 20, 50, 100 ó a lo sumo 150 personas.
Lo que ocurre es que las bodegas usufructúan estos logros para vender más. Y a veces lo consiguen. Es lo que ocurrió en 2014 en Vinalies cuando un Malbec argentino (de San Rafael para ser más precisos), fue considerado como el "Mejor Vino Tinto del Mundo". En realidad, había sido elegido como mejor vino del Concurso Vinalies 2014, lo cual sí que es un gran mérito, pero ello no equivale a decir que lo que se elija en este certamen pueda extenderse a nivel global.
El marketing de la bodega comunicó la noticia omitiendo la totalidad del concepto y el vino se agotó rápidamente. Negocio redondo. La calidad estaba, es cierto, pero tampoco era el mejor vino de la bodega que tiene en su portafolio a una de las más destacadas etiquetas del mercado (no es la que ganó).
Lo mismo cabe a otra importante conquista. Hace pocos días, en el mismo concurso, Vinalies, otro vino argentino logró el reconocimiento a "Mejor Vino Tinto del Mundo". Se trata de La Mascota Cabernet Sauvignon 2016 de Mascota Vineyards, que proviene de la provincia de Mendoza. Como hace cuatro años sucedió con un Malbec, ahora el premio fue para un Cabernet Sauvignon.
Vinalies Internationales está organizado anualmente por la Unión de Enólogos de Francia, donde se reúne un centenar y medio de jurados durante cinco días. Este año cataron a ciegas 3.500 vinos de 40 países.
Pues bien, si bien no hemos probado el vino aún, seguramente cuenta con grandes méritos como para ser reconocido con tal galardón. Eso queda fuera de toda discusión. Superar a miles de rivales no es moco de pavo.
Ahora, decir que tal o cual vino es el mejor del planeta no responde a la verdad absoluta. Sería como asegurar que el vino chileno Neyen Espíritu de Apalta 2016, es el mejor Malbec del mundo solo porque un referente como James Suckling le otorgó 100 puntos. Ya sabemos que Suckling prefiere a los vinos chilenos antes que los argentinos.
Quizá para él sea éste el mejor Malbec pero se trata de una opinión personal. De alguien que, como es lógico, también se mueve por intereses comerciales, al igual que todos sus colegas que, con sus puntajes, impulsan las ventas sobre todo en los Estados Unidos.
La reflexión final es que no existe el mejor vino. Cada uno elegirá los que más le gustan. Si hasta hay gente que considera que los blancos no son vinos. O que optan por la superconcentración.
Concursos son concursos. Ganaste, te felicito. Pero ello no da derecho a usar las medallas para usurpar el título de "Mejor del Mundo". Si hasta lo discuten a Messi, ¿cómo no vamos a cuestionar a un vino cuando se trata de una cuestión subjetiva?
Hartos de estar hartos. Hay vinos malos, regulares y buenos. Eso es indiscutible. Pero si entramos en el terreno de la subjetividad, que un vino gane en un concurso la condición de "Mejor del Mundo" no es una verdad absoluta.
Uno de los principales versos del vino son los concursos. Ahí, un grupo de jurados supuestamente eruditos en la materia eligen a "los mejores". A los que se llevan las medallas, a los que son considerados en la élite del mundo. Mal dicho: serán "los mejores" de tal o cual concurso en el que votaron 20, 50, 100 ó a lo sumo 150 personas.
Lo que ocurre es que las bodegas usufructúan estos logros para vender más. Y a veces lo consiguen. Es lo que ocurrió en 2014 en Vinalies cuando un Malbec argentino (de San Rafael para ser más precisos), fue considerado como el "Mejor Vino Tinto del Mundo". En realidad, había sido elegido como mejor vino del Concurso Vinalies 2014, lo cual sí que es un gran mérito, pero ello no equivale a decir que lo que se elija en este certamen pueda extenderse a nivel global.
El marketing de la bodega comunicó la noticia omitiendo la totalidad del concepto y el vino se agotó rápidamente. Negocio redondo. La calidad estaba, es cierto, pero tampoco era el mejor vino de la bodega que tiene en su portafolio a una de las más destacadas etiquetas del mercado (no es la que ganó).
Lo mismo cabe a otra importante conquista. Hace pocos días, en el mismo concurso, Vinalies, otro vino argentino logró el reconocimiento a "Mejor Vino Tinto del Mundo". Se trata de La Mascota Cabernet Sauvignon 2016 de Mascota Vineyards, que proviene de la provincia de Mendoza. Como hace cuatro años sucedió con un Malbec, ahora el premio fue para un Cabernet Sauvignon.
Vinalies Internationales está organizado anualmente por la Unión de Enólogos de Francia, donde se reúne un centenar y medio de jurados durante cinco días. Este año cataron a ciegas 3.500 vinos de 40 países.
Pues bien, si bien no hemos probado el vino aún, seguramente cuenta con grandes méritos como para ser reconocido con tal galardón. Eso queda fuera de toda discusión. Superar a miles de rivales no es moco de pavo.
Ahora, decir que tal o cual vino es el mejor del planeta no responde a la verdad absoluta. Sería como asegurar que el vino chileno Neyen Espíritu de Apalta 2016, es el mejor Malbec del mundo solo porque un referente como James Suckling le otorgó 100 puntos. Ya sabemos que Suckling prefiere a los vinos chilenos antes que los argentinos.
Quizá para él sea éste el mejor Malbec pero se trata de una opinión personal. De alguien que, como es lógico, también se mueve por intereses comerciales, al igual que todos sus colegas que, con sus puntajes, impulsan las ventas sobre todo en los Estados Unidos.
La reflexión final es que no existe el mejor vino. Cada uno elegirá los que más le gustan. Si hasta hay gente que considera que los blancos no son vinos. O que optan por la superconcentración.
Concursos son concursos. Ganaste, te felicito. Pero ello no da derecho a usar las medallas para usurpar el título de "Mejor del Mundo". Si hasta lo discuten a Messi, ¿cómo no vamos a cuestionar a un vino cuando se trata de una cuestión subjetiva?