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Elegí tu pan dulce

Lunes, 11 de diciembre de 2017

Se dice que el hombre es un animal de costumbre, y por ende come ciertas cosas solo en determinado momento del año. El pan dulce es un caso emblemático, ya que la mayoría solo lo consume para las fiestas.

Somos raros los argentinos. Ignoramos al pan dulce durante todo el año (¿se acuerdan cuando era lo mismo con el vino espumoso?) y cuando llegan las fiestas somos capaces de hacer una cola de 100 metros al rayo del sol para comprarlo en Plaza Mayor.

Encima ya estamos saturados de comida cuando nos lo sirven en Navidad Nochebuena, de manera que lo más probable es que quede para el desayuno del día siguiente.

La leyenda dice que el nacimiento del pannetone se produjo en Milán en la época del duque Ludovico Sforza, al que llamaban el "Moro". Cierta vez, en compañía de Leonardo da Vinci fueron invitados a una boda, en la que el padre de la novia, llamado Toni, era propietario de una panadería. Y allí comieron por primera vez el "pan de Toni", que pasó a ser pannetone, al que los italianos luego acostumbraron a acompañarlo como postre, con el agregado de sabayón (sabaione) por encima.

A esta altura, uno se pregunta qué harían el duque y Da Vinci en la boda de la hija del panadero. Si le creés a los tanos cuando te muestran el balcón y la tumba de Julieta, por ejemplo, por qué no pensar que esta historieta es verídica.

Hay otra versión, que señala que un Mecenas del Renacimiento organizó una gran comilona para las fiestas de fin del año 1495. En esa ocasión, a los cocineros se les quemó el pan de Navidad que era bastante rústico por cierto. Y allí fue que un aprendiz de cocina también llamado Toni, estaba comiendo a escondidas un pan que él mismo se había preparado con frutas. Fue entonces cuando el chef, para salir del lío en que se había metido, le sacó su pan al aprendiz y se lo dio a su patrón. Así nació el otro "pan de Toni".

En nuestro país, el pan dulce se asocia a una frase típica del Peronismo, el "de la sidra y el pan dulce" que se le regalaba a la gente para fin de año y andaba por ahí cerca del gorila "Alpargatas sí, libros no". No vamos a entrar en discusiones políticas, solo lo mencionamos como un dato que ilustra a la vieja costumbre de consumir pan dulce para las fiestas.

Aquí y ahora, se acerca el tiempo de comprar buen pan dulce para las fiestas. El de la isla Martín García es un clásico, hecho en la panadería de leña que funciona desde principios del Siglo XX. La tradición indica que en la Quinta de Olivos los presidentes consumen este producto inigualable. Lo venden en bolsas de papel kraft. Se puede comprar únicamente en la Bombonería Bombonella, en la Avenida Corrientes casi esquina Paraná.

Un lugar vecino y recomendable es la histórica confitería La Pasta Frola. Salen a la venta envueltos en papel aluminio color plateado. Avenida Corrientes 1365, teléfono 4371-6761.

Otro clásico es el de Plaza Mayor, sí el de las largas colas insolados. Sólo venden el de un kilo. Compralo en la esquina de Venezuela y San José, pero taca taca.

El pan dulce que elaboran las monjas benedictinas de Santa Escolástica, en Victoria, provincia de Buenos Aires también tiene su historia. El "producto estrella" de las monjas es el "Pan Dulce de la Abadía", que se presenta en cuatro tamaños y tres variedades. El de lata lo venden en tres formas diferentes: con frutas glaseadas y secas: cognac, pasas rubias, ananá, higos, ciruelas, damascos, naranja, cerezas al maraschino, nueces, almendras, avellanas y castañas de cajú; sólo con frutos secos: nueces, almendras, avellanas, castañas de cajú; con frutas glaseadas y secas relleno de helado, y de frutos secos o frutos secos y glaseados. Los productos pueden adquirirse sea en el local de la Abadía de Santa Escolástica en Martín Rodríguez 547 Victoria, o en su local porteño de la calle Libertad 1240 local 19, Galería Libertad.

Gran Córdoba es otra casa que elabora pan dulce desde hace más de 50 años. Rodrigo Zabalegui, dueño y nieto de sus fundadores, cuenta que la calidad de un buen pan dulce está en la materia prima, en la manufactura artesanal y en la cantidad de frutas que se utilicen. Así, cada 10 kilos de harina se utilizan cerca de 18 de frutas, lo que permite un producto de calidad. Para mayor información: www.infograncordoba.com.ar Tel.: 4773-1730 - 4774-2318. Ojo que es uno de los más costosos del mercado.

Mauricio Asta propone dos variantes de pan dulce: uno con pasas y otro lleno de frutos secos. Hay una versión de medio kilo con pasas de uva y otra de 700 gramos con mix de frutos secos. Es una de las mejores opciones en relación precio calidad, sin dudas. Se pueden encontrar en La Pastelería take away en Martínez, a una cuadra del Shopping Unicenter, en Puerto Rico 2357.

En el Ott College, Acassuso, ofrecen un pan dulce hecho por Luciano García, calificado chef pastelero de esa casa de estudios gastronómicos, que lleva masa de panettone saborizada con naranjas y esencia de almendras. Web: www.ott.edu.ar

Ya se sabe que los italianos son algo así como los maestros del pan dulce. Y por eso, uno puede comprar con los ojos cerrados en los restaurantes de ese origen. En Mauro.it, ofrecen una versión de un kilo con superabundancia de frutas secas y abrillantadas. También el clásico pannetone (en este caso "mandorlato" o almendrado). En 11 de Septiembre 2465 Belgrano, teléfono 4896-4404.

En la tradicional confitería Las Violetas, en Rivadavia 3899 (y Medrano), teléfono 4958-7387, venden pan dulce de kilo.

Una nueva opción es la del recuperado El Tropezón, de la Avenida Callao 248, Congreso, que ofrece su pan dulce tradicional en versión de un kilo.

Y si andás por la zona oeste, en Luján, Romina Galetto propone en Très Delicát su pan dulce, con el refinamiento de la pastelería francesa que caracteriza al lugar. Hay panes dulces tradicionales mediano y grande (almendras, pasas, nueces, avellanas, cascaritas de naranja). Très Delicát queda en Las Heras 552 Luján, teléfono 02323-428647.

Dentro de los panes dulces que se expenden masivamente, no hay dudas de que Sugar & Spice es el de mayor calidad, y puede competir sin problemas con los que se consideran artesanales. Hay tres productos: pan dulce inolvidable, una masa húmeda con el especial sabor que le dan el agua de azahar y el extracto de malta, más los ingredientes ya mencionados; pan dulce chocolate, con masa esponjosa y húmeda, llena de trozos de chocolate semiamargo, y stollen (500 gramos), con harina, azúcar, manteca y huevos remedando la verdadera masa alemana en la que se agregan pasas remojadas en coñac, cáscaras de naranjas y almendras. Se sirve espolvoreado con azúcar impalpable. Se venden en casas de delicatessen, regalerías, vinotecas y en su propio local de la calle Guatemala 5415, Buenos Aires.

Desde hace un tiempo, también se consigue en los súper el pannetone de Donato De Santis, elaborado en Cucina Paradiso. Es costoso, pero vale la pena aprovechar los días de ofertas y descuentos.

Pero el más costoso y espectacular es el pan dulce de Nucha, que con motivo de cumplir 25 años presenta una edición especial elaborada con una selección especial de frutos. Regina "Nucha" Vaena ideó una presentación de edición limitada, que se entrega en una lata. Está disponible en todos los locales Nucha y en su tienda online: www.nucha.com.ar

Mamuschka por su parte, propone panes dulces y stollens, solo a la venta en Bariloche y el local de Recoleta. Pan dulce tradicional con almendras, nueces, pistachos, castañas, cascaritas de naranja (las mismas de los bombones), higos turcos y pasas de uva. Pan dulce con chips de chocolate y almendras: almendras tostadas con chips de chocolate Mamuschka. Y el stollen lleva almendras, pasas de uva, higos y canela. Se venden en tres tamaños: 225, 500 y 900 gramos. Precios en Buenos Aires del pan dulce tradicional: $ 135, $275 y $ 485. Pan dulce choco y almendras: $ 125, $ 260 y $450. Stollen: $ 420.

Dejamos para el final el que este año ponemos en lo más alto del podio: Nicolazza (La magia de la abuela). Sebastián Boucher nos deleita con el pan dulce tradicional de 1 kilo ($ 400) y medio kilo ($ 200), solo con frutos secos ($ 450 y $ 225 respectivamente), y tipo madrileño sin frutas ($ 220 y $ 140). En Ramón L. Falcón 2287 Flores, teléfono 4633-4555.

Los precios van desde $ 250 los más baratos, a más de $ 700 los de mayor costo. En alrededor de $ 350 están Plaza Mayor, El Tropezón, el de la Isla Martín García.

Fotos dentro del texto: 1- Nicolazza, 2- Nucha, 3- Mauricio Asta, 4- Santa Escolástica, 5- El Tropezón.

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