Homenaje a los Cocineros que CocinanMiércoles, 2 de agosto de 2017Los gastronómicos festejan trabajando. Hoy es su día, pero seguramente la mayoría estará cumpliendo funciones dentro de la cocina, en el salón y hasta en la oficina. Un reconocimiento a los laburantes que no tienen feriados ni pueden estar presentes siquiera en los cumpleaños de sus hijos.
"No dormimos, no comemos, no vemos mucho a nuestra familia ni tampoco a nuestros amigos, no llegamos temprano a las reuniones ni tampoco faltamos nunca a trabajar, siempre podemos más, siempre nos esforzamos un poquito más, como dirían los hermanos del Perú, ?se sufre pero se goza'". Tomamos como propias estas palabras de Juani Fuoco, director de Sagardi, uno de los tantos trabajadores gastronómicos que conocemos.
El Día del Trabajador Gastronómico se celebra desde 1948. El 2 de agosto de ese año se constituyó la Federación Obrera Argentina de la Industria Hotelera, lo cual permitió agrupar a todos los gremios vinculados con la actividad.
Ya es conocido que luego esta entidad mutaría en lo que es hoy la Unión de Trabajadores Gastronómicos de la República Argentina (UTGRA), establecida en 1955.
Pero más allá de estos datos puntuales, lo que nos importa es reconocer el trabajo incansable de los miembros de la brigada de cocina, desde el chef a los bacheros; los mozos; bartenders y todos aquellos que están vinculados directa o indirectamente vinculados a la gastronomía.
Es verdad que hay muchos cocineros que no cocinan, los "que no me merecen respeto" como decía siempre nuestro recordado colega Dereck Foster. Son los que ponen la cara pero no las manos en la masa. Pero son los menos, afortunadamente.
Por eso nuestro mensaje, a modo de reconocimiento, está destinado a quienes trabajan incansablemente, los que como dice Juani casi no duermen (o lo hacen a horarios inapropiados), ven poco y nada a la familia, no tienen feriados y llegan tarde a las fiestas familiares, si es que llegan.
Está claro que si no hay vocación no se podría trabajar de esto. Y también que "se sufre pero se goza", aunque nosotros no le vemos gozo alguno desde afuera. Como críticos, sabemos que estamos juzgando el trabajo de otros que saben más que nosotros, pero lo hacemos honestamente y tratando de ver siempre la parte positiva de su labor. La parte más linda de nuestro trabajo es elogiar a los que hacen las cosas bien, pero además desenmascarar a los que no honran a esta profesión.
En estos largos años en el periodismo gastronómico, nos hemos encontrado con gente que no solo es altamente profesional sino también generosa, que nos ha brindado su amistad y o al menos un trato de mutuo respeto.
Mucho lo valoramos. ¿Cómo no hacerlo frente a un empresario como Hugo Echevarrieta, que aun hoy puede limpiar los pisos de La Brigada como si fuera un empleado más y ha sido exitoso por su trabajo incansable.
O encontrarnos con uno de los tipos más generosos, tal el caso de Pedro Picciau, reconocimiento extendido a su familia que lo acompaña en Italpast. Al que no vemos tan seguido como quisiéramos.
En los últimos años hemos forjado una amistad con Dante Liporace, a quien nos une una misma forma de ver la gastronomía. Y decimos nuestra verdad sin ambages aunque nos critiquen (y pese a que a veces nos peleamos por no coincidir en algún tema puntual). El futuro le tiene deparado grandes éxitos, seguramente.
Cómo no agradecer a la profesión habernos hecho conocer a ese grupo de cocineros peruanos, talentosos y humildes, como lo son Eddie Castro, Rodrigo Ferrer y Anthony Vásquez. O a tantos cocineros que se esfuerzan lejos del reconocimiento mediático, como Sergio Latorre lo hace en la Quebrada de Humahuaca.
Son muchos los que nos honran con su amistad o al menos su respeto. No vamos a mencionarlos para no cometer tal vez el error de cometer alguna omisión.
Pero sí queremos de alguna manera sintetizar nuestra admiración hacia quienes hacen un culto de esta noble profesión, en la figura de Ada Concaro, la creadora de Tomo 1, a quien siempre se la veía dentro de su ámbito, la cocina. Y en su figura, también brindamos un justo homenaje a las mujeres que, pese a que el trabajo es arduo y duro, se ponen a la altura de los hombres y lo hacen con dignidad.
Fondo de Olla saluda a los trabajadores gastronómicos en su día. Sin ellos nosotros no tendríamos la oportunidad de expresarnos, sin ellos no podríamos disfrutar de la comida, sin ellos seríamos mucho menos felices de lo que somos.
Los gastronómicos festejan trabajando. Hoy es su día, pero seguramente la mayoría estará cumpliendo funciones dentro de la cocina, en el salón y hasta en la oficina. Un reconocimiento a los laburantes que no tienen feriados ni pueden estar presentes siquiera en los cumpleaños de sus hijos.
"No dormimos, no comemos, no vemos mucho a nuestra familia ni tampoco a nuestros amigos, no llegamos temprano a las reuniones ni tampoco faltamos nunca a trabajar, siempre podemos más, siempre nos esforzamos un poquito más, como dirían los hermanos del Perú, ?se sufre pero se goza'". Tomamos como propias estas palabras de Juani Fuoco, director de Sagardi, uno de los tantos trabajadores gastronómicos que conocemos.
El Día del Trabajador Gastronómico se celebra desde 1948. El 2 de agosto de ese año se constituyó la Federación Obrera Argentina de la Industria Hotelera, lo cual permitió agrupar a todos los gremios vinculados con la actividad.
Ya es conocido que luego esta entidad mutaría en lo que es hoy la Unión de Trabajadores Gastronómicos de la República Argentina (UTGRA), establecida en 1955.
Pero más allá de estos datos puntuales, lo que nos importa es reconocer el trabajo incansable de los miembros de la brigada de cocina, desde el chef a los bacheros; los mozos; bartenders y todos aquellos que están vinculados directa o indirectamente vinculados a la gastronomía.
Es verdad que hay muchos cocineros que no cocinan, los "que no me merecen respeto" como decía siempre nuestro recordado colega Dereck Foster. Son los que ponen la cara pero no las manos en la masa. Pero son los menos, afortunadamente.
Por eso nuestro mensaje, a modo de reconocimiento, está destinado a quienes trabajan incansablemente, los que como dice Juani casi no duermen (o lo hacen a horarios inapropiados), ven poco y nada a la familia, no tienen feriados y llegan tarde a las fiestas familiares, si es que llegan.
Está claro que si no hay vocación no se podría trabajar de esto. Y también que "se sufre pero se goza", aunque nosotros no le vemos gozo alguno desde afuera. Como críticos, sabemos que estamos juzgando el trabajo de otros que saben más que nosotros, pero lo hacemos honestamente y tratando de ver siempre la parte positiva de su labor. La parte más linda de nuestro trabajo es elogiar a los que hacen las cosas bien, pero además desenmascarar a los que no honran a esta profesión.
En estos largos años en el periodismo gastronómico, nos hemos encontrado con gente que no solo es altamente profesional sino también generosa, que nos ha brindado su amistad y o al menos un trato de mutuo respeto.
Mucho lo valoramos. ¿Cómo no hacerlo frente a un empresario como Hugo Echevarrieta, que aun hoy puede limpiar los pisos de La Brigada como si fuera un empleado más y ha sido exitoso por su trabajo incansable.
O encontrarnos con uno de los tipos más generosos, tal el caso de Pedro Picciau, reconocimiento extendido a su familia que lo acompaña en Italpast. Al que no vemos tan seguido como quisiéramos.
En los últimos años hemos forjado una amistad con Dante Liporace, a quien nos une una misma forma de ver la gastronomía. Y decimos nuestra verdad sin ambages aunque nos critiquen (y pese a que a veces nos peleamos por no coincidir en algún tema puntual). El futuro le tiene deparado grandes éxitos, seguramente.
Cómo no agradecer a la profesión habernos hecho conocer a ese grupo de cocineros peruanos, talentosos y humildes, como lo son Eddie Castro, Rodrigo Ferrer y Anthony Vásquez. O a tantos cocineros que se esfuerzan lejos del reconocimiento mediático, como Sergio Latorre lo hace en la Quebrada de Humahuaca.
Son muchos los que nos honran con su amistad o al menos su respeto. No vamos a mencionarlos para no cometer tal vez el error de cometer alguna omisión.
Pero sí queremos de alguna manera sintetizar nuestra admiración hacia quienes hacen un culto de esta noble profesión, en la figura de Ada Concaro, la creadora de Tomo 1, a quien siempre se la veía dentro de su ámbito, la cocina. Y en su figura, también brindamos un justo homenaje a las mujeres que, pese a que el trabajo es arduo y duro, se ponen a la altura de los hombres y lo hacen con dignidad.
Fondo de Olla saluda a los trabajadores gastronómicos en su día. Sin ellos nosotros no tendríamos la oportunidad de expresarnos, sin ellos no podríamos disfrutar de la comida, sin ellos seríamos mucho menos felices de lo que somos.
