Secretos bajo tierra

En Uptown lo bueno viene por Metro

Miércoles, 19 de julio de 2017

Uptown & The Bronx es una rara avis por donde se la mire. Un bar temático que dio vuelta la noche de Buenos Aires. Reservas agotadas, producto de una ambientación que nos traslada al Metro neoyorquino y las locuras de Dante Liporace basadas en la gastronomía multicultural de la Gran Manzana.

Uptown & The Bronx- Arévalo 2030- Teléfono: 2101-4897. Abierto de martes a sábados desde las 20.30 al cierre. Principales tarjetas.

Tipo de Cocina: Neoyorquina

Barrio: Palermo Hollywood

Precio: $$$

Está claro que para el público joven, los bares (temáticos) y los speakeasies son lugares donde primero se bebe, luego se charla lo que permite la alta sonoridad de la música y en última instancia, se come sushi y quizá algunas comidas que están más cerca de la chatarra que de lo gourmet.

De ahí que cuando los creadores de Nicky HarrisonAndrés Rolando, Pablo Fernández y Hernán Rosales encararon el proyecto de Uptown & The Bronx, decidieron romper todos los moldes al convocar a Dante Liporace, un chef enamorado de Nueva York, adonde viaja recurrentemente, para que armara la carta del nuevo emprendimiento. En la cocina están también Cristian Ojeda y Marcos Rodríguez, ambos ex Tarquino.

Lo primero que hay que decir es que Uptown funciona en el segundo subsuelo del edificio que fue parada de la línea 57 en Arévalo y Nicaragua. Allí, en 1927, se inauguró el Asilo Argentino de Huérfanas Israelitas. 

Hoy funcionan allí mismo La Mar, Birkin y hasta un local de Starbucks (la oveja negra del lugar, y pronto abrirán sus puertas Aldo's Vinoteca y Restaurant y el hotel, que aún no tiene nombre elegido.

A Uptown and the Bronx se accede por una estrecha escalera similar a las del Metro de Nueva York. Un pasillo, se gira a la izquierda y nos encontramos con los molinetes, se abre la puerta de una vagón de subte y finalmente entramos al salón principal, con su imponente barra frontal que es el corazón del bar.

Hay también otro saloncito más reservado y un entrepiso, apto para reuniones privadas si se lo desea. Algunas mesas y mucha gente parada, aunque debido a la elevada demanda hay que reservar sí o sí con mucha anticipación, porque además una vez que se llegó al cupo permitido no se deja entrar más gente.

Impresiona la inversión y el buen gusto, así como la originalidad de la propuesta. Con dinero se pueden hacer cosas muy buenas, pero también malas, solo hay que tener imaginación y creatividad. Y los gestores de Uptown, la han tenido y de sobra.

Volviendo al principio, el mayor desafío desde lo gastronómico era la cocina. Era la opción de ser más de lo mismo, quizá con una muy buena propuesta de sushi, alguna hamburguesa "casera", que a veces no lo es tanto; unas rabas con gusto a fritanga y unas papas recocidas con falso queso Cheddar.

Afortunadamente esto no es así en Uptown & The Bronx. Es un lugar donde se van a beber muy buenos cócteles clásicos y de autor, a encontrarse con amigos, pero también a comer. Y eso es lo que hace diferente a está ambientación símil estación de subte neoyorquina.

Había que dar un golpe de efecto y lo lograron con Dante Liporace, hoy también atareado con su labor en la Casa Rosada, sus viajes para la Bodega Catena Zapata, algunos eventos con el Banco HSBC y la obra del que será el año que viene su obra cumbre, un restaurante que dará que hablar tanto o más como lo hizo en su momento Tarquino.

Conocedor de la Gran Manzana como pocos (a esa ciudad ha llevado con frecuencia su máxima creación que es la Secuencia de Vaca), pensó en armar la carta de comidas según cada barrio neoyorquino y el tipo de gastronomía que se encuentra según sean los inmigrantes que fueron poblándolos.

La novedad es que el chef no se limitó a recrear platos y recetas clásicas, sino que buscó innovar y fue capaz de convertir, por ejemplo, un hot dog en una comida que es mucho más que salchicha, pan de Viena y mostaza industrial. En el capítulo Midtown, nuestro pancho se convierte en una pieza distinta, con crema de provolone, estofado de arvejas, zanahoria y choclo.

Lo mismo ocurre con la hamburguesa (Bacon Cheeseburger), de ojo de bife, con queso Cheddar de verdad, panceta ahumada, cebolla encurtida y papas de campo. 

Rumbeando para Little Italy, además de la burrata que ya mencionamos, aparecen dos pastas que se las traen: tagliatelle all' amatriciana, con guanciale, pecorina y albahaca; y penne rigate con puré de limón, yema cruda, salsa Alfredo y nduja. Y un tiramisú extraordinario.

De Meat Packing salen los chorizos de jabalí con puré de manzanas y tartar de tomate; o American Ribs de ojo de bife, con salame calabrés, puré de papas, queso y aceite de trufa. Y una manzana "normal" para lo que piensan los ortodoxos pero con helado de queso azul. Para lo "anormal" está la combinación notable.

Chinatown, por su parte, aporta el Chop Suey con mollejas, langostinos, y shiitakes salteados, así como el cordero a la cantonesa. Y de postre, plátanos en barba de dragón.

El capítulo de Power East Side es lo más cercano que podemos encontrar respecto a otros bares temáticos. Hay dúo de tiraditos y sushi. Y lo dulce: citrus mint soup, sopa de cítricos con helado de menta.

La comida judía aparece en Williamsburg, con hummus de calabaza; Jewish Lamb (cordero con yogur de comino y lima, y arvejas al pesto. Y Uptown Cheesecake.

La carta de vinos se limita a unas pocas bodegas, pero el punto fuerte sin dudas es la barra. Allí están Chula Barmaid y Luis Miranda, Alrededor de ésta gira Uptown & The Bronx, pero la cocida no solo acompaña, pasa a ser protagonista como para decir que vamos a beber un cóctel, a comer o ambas cosas juntas, que es lo mejor que puede pasar. 

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