A mar revuelto...

Esta Dorita Pesca

Sábado, 15 de julio de 2017

A contrapelo de la voracidad carnívora de los argentinos (nos referimos a la vaca sagrada, claro), La Pescadorita sigue firme con su propuesta exclusiva de pescados y mariscos, realzada por la mano maestra del chef Leandro Leyell.

La Pescadorita - Humboldt 1905 - Teléfono 4773-0070. Todos los días mediodía y noche. Efectivo y VISA.

Cocina: De Mar

Barrio: Palermo Hollywood

Precio: $$$

Siempre hay mar de fondo en La Pescadorita. Su apuesta eminentemente marítima, choca de bruces contra la cultura carnívora de los argentinos, que consumimos apenas 10 kilos de pescados por año, contra casi 60 de la vaca.

Es más, La Pescadorita no es otra cosa que un apéndice de su casi homónima La Dorita, la de enfrente y la de las demás sucursales. Su mentor, Sebastián Valles sabe del negocio, si hasta tuvo su experiencia con el sushi.

Conocedor de que hay público para todo concepto gastronómico, se animó a lo más osado: abrir un restaurante dedicado a los frutos de mar, algo poco usual en la ciudad, salvo este caso y el de Nemo, en otra parte de Palermo.

Ya hace más de un año que redobló la apuesta al incorporar a un chef de los kilates de Leandro Leyell (ex Dill & Drinks), para que La Pescadorita tuviera un plus que realza la calidad final del producto.

El pulpo es un ejemplo: cocinado a baja temperatura (77º C) durante cinco horas y terminado en el roner, lo que da como resultado que los tentáculos estén tiernos y con una textura que realza la calidad intrínseca de este molusco. Una de las creaciones la presenta con arroz a la trufa, delicioso.

Para empezar, hay langostinos al hierro picantones con sricacha, lima y sésamo; chipirones al hierro con pisto de tomates; tiradito de pescado blanco, y gambas al ajillo, entre otras opciones.

Para seguir con arroz negro a la tinta de sepia, con gambas, lima y espinaca; arroz con setas (portobellos, champiñones, hongos de pino, gírgolas y trufas); y a la Valenciana a base de azafrán y sofrito a baja temperatura con arvejas.

 

Pero la carta invernal depara algunas sorpresas que Leyell incorporó para la estación. Servidas en cazuelas, se ofrecen cuatro platos para levantar temperatura: callos a la madrileña con jamón ibérico, chorizo colorado y pisto de tomate; cazuela de mariscos al vino blanco y pisto de tomate; otra de gambas "cítrico picante" (langostinos con jalapeños, cilantro y lima), y la que el chef eligió para nuestra degustación, una originales lentejas de mar guisadas con mariscos, chorizo colorado y fumet de pescado.

La casa ofrece también pescados a la plancha, ensaladas (mejor para los almuerzos), algunas pastas y papas bravas para acompañar. Y un plato "histórico": abadejo Tanito con salsa putanesca, crotón de papas y espinaca.

Para quienes prefieran la vereda, La Pescadorita posee un sistema de calefacción exterior mediante tubos de Ciroc, además de proveer mantas a los comensales.Adentro, en el salón, el celeste marítimo es el color que predomina. Las sillas de mimbre son algo incómodas hasta que uno se acostumbra, pero valen como parte del estilo que se ha elegido para la ambientación.

La carta de vinos es acotada pero suficiente como para optar por los blancos, algún rosado y hasta el Pinot Noir, cepa que mejor le va a los platos de la carta. Las cazuelas admiten otros tintos con más cuerpos.

La Pescadorita tiene onda de cantina, pero su propuesta es mucho más cuidada de lo que hace presumir la informalidad del lugar. Y eso es lo que más importa, claramente. 

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