Mishiguene FAYER enciende tus sentidos

Gracias por el Fuego

Viernes, 9 de junio de 2017

Luego de ocho duros meses de obra, Tomás Kalika y Javier Ickowicz vieron su sueño realizado. Un nuevo Mishiguene abrió sus puertas, en este caso dedicado a las brasas con cinco opciones de fuego (que eso mismo significa FAYER en idish).

Mishiguene FAYER- Cerviño 4417. Teléfono: 4774-3313.Abierto de lunes a domingos de 12 al cierre (cocina hasta las 24). Principales tarjetas.

Tipo de Cocina: Israelí

Barrio: Palermo

Precio: $$$

La vida siempre te da revancha. Solo es cuestión de analizar las causas de un mal paso o una decisión equivocada, mirar para adelante y seguir haciendo lo que a uno le apasiona y hace muy bien.

Que lo diga sino Tomás Kalika, chef que hoy disfruta del éxito de Mishiguene y desde hace algunas semanas se sorprende por la concurrencia que acudió ipso facto a su nuevo emprendimiento,

Mishiguene FAYER (loco y fuego en idish, respectivamente). Javier Ickowicz, propietario además de Nucha, lo continúa apoyando en esta aventura gastronómica.

Está claro que no han escatimado esfuerzos, ya que la puesta en escena se integra a la calidad de la propuesta gastronómica.

No nos cansamos de repetir aquellos conceptos que le escuchamos al periodista Andrés Oppenheimer, cuando señaló que para tener éxito es indispensable hacer algo distinto, innovar, ser único en su especie. Y si bien hay muchos factores que han convertido al Mishiguene original (y lo auguramos también para FAYER), lo distintivo y gravitante es una propuesta que no tenía antecedentes y que no tendrá copias, porque la creatividad y el talento no se pueden copiar. Es un Mishiguene distinto, con mayor informalidad, más público joven y precios algo menores.

 FAYER es fuego argentino, trasladado a una cocina de origen y su puesta en escena según la óptica israelí, mucho de Medio Oriente y algo menos de Europa del Este, los dos puntos neurálgicos en donde se abreva la culinaria judía.

Compartiendo la cena con alguien que vivió en Israel, que degustó mucho tiempo la comida callejera, encontraba reminiscencias con los sabores de la juventud pero ahora potenciados por la mano maestra del chef, que como hemos dicho muchas veces, empezó su carrera profesional a los 17 años al lado de Eyal Shani, en Jerusalén.

Kalika armó la propuesta de Mishiguene FAYER en base a cinco variantes de fuego: mangal, parrilla, ahumador, spiedo y tannur. La primera y la última no son familiares para nosotros. Mangal es una especie de barbacoa de origen turco, mientras que el tannur (horno en hebreo, está hecho de piedra y barro y es tradicional en la culinaria judía).

En este artefacto, preparan lahme bajin con pan árabe, base de salsa de tomates, tamarindo y naranjas, carne de novillo especiado, hierbas frescas y lebaneh, y khachapuri shakshuka, una masa crujiente, con salsa de tomates naturales, queso de cabra, ricota, mozzarella, huevo, zahatar y aceite de oliva.

Del mangal, sale el shishlik, que son piezas de carne, asadas a las brasas, condimentadas con mix de especias ras el hanout y hierbas frescas.

El pastrón, infaltable en la cocina judía, no puede prepararse sino en el ahumador. Se cura durante 10 días en cocción lenta con leña de quebracho.

Del spiedo llega directamente a la mesa el pichón de pollo, marinado en vino blanco, con aceite de oliva, limón persa, especias ras el hanut, ajo, cilantro y vino blanco. Y también el cuarto de cordero asado, que se condimentado con gremolata de almendras, albahaca, perejil, cilantro, menta y limón en conserva y ajo.

Mishiguene FAYER tiene uno de sus puntos más altos en las cinco opciones de hummus, de las cuales se probó la versión con remolacha, en la que la suntuosidad cremosa de la preparación es una caricia para el paladar.

Las papas fritas en dos tiempos, que se terminan con hierbas y ajo, son increíbles para acompañar las carnes. También muy buenas resultaron las merguez, salchichas parrilleras de cordero, salsa lebaneh, ensalada de hierbas, garbanzos y cebollas encurtidas.

De la parrilla también se ofrecen la pesca del día, codorniz a la chermoula, bife con lomo para dos, costillas de cordero, bife de chorizo y mollejas de novillo.

En el spiedo también cocina un increíble bife entero con costilla de 1,2 kilos, que pueden compartir cuatro comensales.

Los postres cuentan con opciones como malabi criollo (leche especiada con dulce de leche, salsa de caramelo y masa bretona de chocolate y frutos secos, servido con crema montada de limón); la dulcísima baklawa (láminas de masa filo rellenas con frutos secos y con mouse de crema pastelera), y el recuerdo del chef a su abuela Olga, una cheese cake de ricota de cabra y limón.

Y además, mousse de chocolate con compota de damascos turcos; o babá de almíbar y pistachos.

Mishiguene FAYER tiene una extensa barra ideal para probar algunos de los tragos de Tato Giovannoni, ideados desde la esencia judía.

A la hora del almuerzo, ofrecen un menú compuesto por un plato principal (shishlik, pesca, hummus o plato del día) con una guarnición (ensaladas, papas fritas o verduras a la plancha), una bebida sin alcohol ($ 380) y como opcional el postre del día ($ 60 adicionales). Los valores son de principios de junio.

Y también por la tarde, de 16 a 19.30, sirven el Menú Mezze FAYER, que incluye tres platitos, dos bebidas ($ 420) y opcional el postre del día ($ 60). Entre los platitos, hay ensaladitas, hummus, falafel, papas fritas, lehem be ajin y khachapuri shakshuka, acompañado por una variedad de cervezas o copa de vino.

La casa cuenta con una nutrida carta de vinos a precios lógicos y cerveza artesanal. Hay ambiente distendido, música judía alegre como debe ser y el servicio impecable.

FAYER es un Mishiguene diferente, pero con el mismo espíritu, una cocina más simple que mantiene la excelencia reconocida del chef y una relación precio calidad que seguramente hará de este restaurante un éxito seguro. 

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