Cocina de viajeroMiércoles, 12 de abril de 2017Mariano Ramón ha hecho de Gran Dabbang un éxito inesperado para muchos, entendible para la mayoría y por sobre todas las cosas harto merecido. Su cocina merece mucha más prensa y un lugar menos austero donde pueda lucirse aún más la propuesta.
Gran Dabbang - Scalabrini Ortiz 1543- Teléfono: 4832-1186. Abierto de lunes a sábados por la noche, a partir de las 20.00, principalaes tarjetas.
Tipo de Cocina: Asiática
Barrio: Palermo Viejo
Precio: $$$
En la vida caótica de un periodista gastronómico que debe (y muchas veces no quiere) salir a comer afuera varias veces en la semana, uno está propenso a cometer errores. Y uno de ellos, en nuestro caso, fue demorar la visita a Gran Dabbang más allá de lo razonable.
Luego de una suspensión por motivos de salud y algún "olvido" en la agenda, finalmente se dio la oportunidad. Mesa de cinco comensales y la ventaja de probar toda la carta (que no es larga, pero sí contundente) una vez y media.
Tiene razón Caffarena, uno de los compañeros ocasionales de mesa y fanático absoluto del lugar, cuando dice que lo que hace distinto a Mariano Ramón es la capacidad que tiene para equilibrar los sabores, algo indispensable (y no siempre fácil de conseguir).
Pero además, hay ingredientes que no suelen verse en los restaurantes de Buenos Aires y que el chef consigue, seguramente gracias a sus contactos.
Durante varios años, Mariano recorrió la India, Malasia, Vietnam, Tailandia y Laos en Asia, también Nueva Zelanda. En esos países trabajó en la cocina de hoteles, fue a los mercados, vio y comió la comida callejera y sobre todo aprehendió los secretos culinarios de esas culturas, in situ.
Finalmente volvió a Buenos Aire y trajo a la inglesa Philippa Robson, su esposa, profesión paisajista. El nombre Gran Dabbang está inspirado en una película de Bollywood ("Sin miedo" entre nosotros).
Si bien el local ha sido remodelado, creemos que la cocina de Mariano Ramón merece un lugar con mayor infraestructura. Si ir en desmedro de su locación actual, dado el nivel gastronómico de la propuesta, ya le queda chico.
Inclusive, se evitaría el ingreso de personajes inesperados como el que nos tocó ver en el medio de la cena. Es algo que molesta al comensal y suele ocurrir con frecuencia.
Por lo demás, Gran Dabbang nos dejó una impresión grata, o más que eso en cuanto se refiere a la relación precio calidad ($ 2.820 a razón de menos de $ 600 por cabeza, tomando en cuenta que $ 960 equivalían a la bebida). Cada panera se cobra a razón de $ 40 cada una (pedimos tres), porque en realidad en este tipo de culinaria no siempre es aconsejable comer pan (aunque éste es tan bueno que resulta difícil resistirse).
Mariano cambia los platos con frecuencia, de manera que lo que comimos en aquella oportunidad solo vale como referencia. Los nombres son simples, hay que probar los platos y sorprenderse.
Había zucchini, berenjenas, pakoras, pan de mandioca (tipo chipa), pan de maíz, burrata, codorniz, cerdo, curry y chocolate. Algunos de ellos se repitieron. Buena decisión compartir todo, para probar la carta completa y quedarse con ganas de más (no por hambre sino por placer).
La comida va muy bien con cerveza, o con Torrontés, lo cual llevó a elecciones diferentes en la mesa.
Un consejo: hay que ir temprano para conseguir mesa. Siempre hay gente esperando en la vereda. Como dijimos alguna vez "al que madruga el chef lo ayuda", y en Gran Dabbang es una verdad de Perogrullo.
Mariano Ramón ha hecho de Gran Dabbang un éxito inesperado para muchos, entendible para la mayoría y por sobre todas las cosas harto merecido. Su cocina merece mucha más prensa y un lugar menos austero donde pueda lucirse aún más la propuesta.
Gran Dabbang - Scalabrini Ortiz 1543- Teléfono: 4832-1186. Abierto de lunes a sábados por la noche, a partir de las 20.00, principalaes tarjetas.
Tipo de Cocina: Asiática
Barrio: Palermo Viejo
Precio: $$$
En la vida caótica de un periodista gastronómico que debe (y muchas veces no quiere) salir a comer afuera varias veces en la semana, uno está propenso a cometer errores. Y uno de ellos, en nuestro caso, fue demorar la visita a Gran Dabbang más allá de lo razonable.
Luego de una suspensión por motivos de salud y algún "olvido" en la agenda, finalmente se dio la oportunidad. Mesa de cinco comensales y la ventaja de probar toda la carta (que no es larga, pero sí contundente) una vez y media.
Tiene razón Caffarena, uno de los compañeros ocasionales de mesa y fanático absoluto del lugar, cuando dice que lo que hace distinto a Mariano Ramón es la capacidad que tiene para equilibrar los sabores, algo indispensable (y no siempre fácil de conseguir).
Pero además, hay ingredientes que no suelen verse en los restaurantes de Buenos Aires y que el chef consigue, seguramente gracias a sus contactos.
Durante varios años, Mariano recorrió la India, Malasia, Vietnam, Tailandia y Laos en Asia, también Nueva Zelanda. En esos países trabajó en la cocina de hoteles, fue a los mercados, vio y comió la comida callejera y sobre todo aprehendió los secretos culinarios de esas culturas, in situ.
Finalmente volvió a Buenos Aire y trajo a la inglesa Philippa Robson, su esposa, profesión paisajista. El nombre Gran Dabbang está inspirado en una película de Bollywood ("Sin miedo" entre nosotros).
Si bien el local ha sido remodelado, creemos que la cocina de Mariano Ramón merece un lugar con mayor infraestructura. Si ir en desmedro de su locación actual, dado el nivel gastronómico de la propuesta, ya le queda chico.
Inclusive, se evitaría el ingreso de personajes inesperados como el que nos tocó ver en el medio de la cena. Es algo que molesta al comensal y suele ocurrir con frecuencia.
Por lo demás, Gran Dabbang nos dejó una impresión grata, o más que eso en cuanto se refiere a la relación precio calidad ($ 2.820 a razón de menos de $ 600 por cabeza, tomando en cuenta que $ 960 equivalían a la bebida). Cada panera se cobra a razón de $ 40 cada una (pedimos tres), porque en realidad en este tipo de culinaria no siempre es aconsejable comer pan (aunque éste es tan bueno que resulta difícil resistirse).
Mariano cambia los platos con frecuencia, de manera que lo que comimos en aquella oportunidad solo vale como referencia. Los nombres son simples, hay que probar los platos y sorprenderse.
Había zucchini, berenjenas, pakoras, pan de mandioca (tipo chipa), pan de maíz, burrata, codorniz, cerdo, curry y chocolate. Algunos de ellos se repitieron. Buena decisión compartir todo, para probar la carta completa y quedarse con ganas de más (no por hambre sino por placer).
La comida va muy bien con cerveza, o con Torrontés, lo cual llevó a elecciones diferentes en la mesa.
Un consejo: hay que ir temprano para conseguir mesa. Siempre hay gente esperando en la vereda. Como dijimos alguna vez "al que madruga el chef lo ayuda", y en Gran Dabbang es una verdad de Perogrullo.