Editorial

Carne podrida

Lunes, 20 de marzo de 2017

El escándalo brasileño parece no tener fin y ahora saltó la liebre, o mejor dicho la vaca. El mayor exportador de carne vacuna del mundo se ve envuelto en un escándalo, al descubrirse que maquillaban carne en mal estado para poder exportarla. Para la Argentina, debería darse lo que dice el conocido dicho: a río revuelto ganancia de pescador.

La noticia sorprendió estos días por la gravedad de la situación. La carne brasileña (el vecino país es el principal exportador mundial, lo hace a 150 países y genera divisas por un valor de 55.000 millones de dólares anuales), es sometida a adulteración en la fecha de vencimiento, maquillajes en su aspecto y uso de químicos para tapar el mal olor.

Así quedó determinado por llamada Operación Carne Débil de la Policía Federal brasileña, que denunció que están involucradas algunas de las más importantes empresas del sector en el vecino país, que comercializan en el interior y exterior.

El operativo llevó nada menos que dos años de investigaciones, y abarcó a siete estados brasileños. Así se estableció que había una extensa red de sobornos "en la que estarían implicados decenas de inspectores encargados de certificar que los productos cumplían con los requerimientos sanitarios".

Entre las empresas se encuentran BRF y JBS, que figuran entre las mayores exportadoras mundiales de carnes. La primera es una de las mayores empresas de alimentos del mundo, que inclusive tiene una sucursal en la Argentina, con sede en la localidad de Munro

JBS es también un gigante brasileño de la alimentación, dueña en el país de la marca Swift a través de su subsidiaria local.

El jefe de la Policía Federal del Brasil, denunció que estas empresas "usaban ácidos y otros productos químicos, en algunos casos cancerígenos, para disimular las características físicas del producto podrido y su mal olor".

Y también aseguró que "modificaban las fechas de vencimiento de los productos e inyectaban agua a la carne para aumentar su peso, entre otras prácticas fraudulentas".

Para colmo se logró establecer que ambas compañías falsificaron documentos para realizar exportaciones a la Unión Europea, China y países de Oriente Medio.

Hay que recordar que Brasil es el mayor exportador mundial de carne bovina y de pollo, y el cuarto en porcina. Sus exportaciones combinadas representaron en 2016, el 7,2% del comercio global del sector agropecuario del país.

Según la agencia Reuters, Brasil exportó en 2016, por un valor 6.900 millones de dólares de carne de aves de corral, y otros 5.500 millones de carne vacuna.

La Argentina, que supo ser hace tiempo uno de los jugadores más importantes en el comercio mundial de carne bovina, perdió mercados e inclusive colocó menor volumen en el exterior que Uruguay y Paraguay, dos naciones con una escala muy reducida respecto a la de nuestro país.

Esto fue producto de las malas políticas revanchistas del gobierno kirchnerista, sobre todo luego de la Resolución 125, creada por Guillermo Moreno en marzo de 2008.

De manera que si se hacen bien las cosas, bien podríamos aprovechar la mala prensa de la carne brasileña para retomar posiciones, ya que hoy la actividad está normalizada, sobre todo porque el gobierno actual eliminó los certificados de exportación, llamados ROEs rojos.

Quizá toda esta introducción parezca inadecuada para un sitio de gastronomía. Pero no lo es tanto, si se piensa en que la Argentina tiene la carne más prestigiosa en los mercados internacionales. Y que la disfrutamos en casa, en los restaurantes, los hoteles y las parrillas que se extienden por todos los pueblos y ciudades del país.

Más allá de que Mallmann la queme y Colagreco digan que está empeorando, su calidad es indiscutible. Tenemos el índice de genética británica más importante del planeta, además de mantener la cría a pasto natural e implantado, siguiendo aquel concepto de "una vaca, una hectárea", que aún se mantiene vigente en muchos lugares de nuestra geografía.

Cada turista extranjero que nos visita "muere" por comer un bife de chorizo, un ojo de bife, o cualquier corte de los que solemos preparar en estos lares.

El hecho de que tengamos feed lot en la terminación del engorde, no significa que haya que tenerle miedo a este sistema de crianza, porque la carne no toma ese gusto a "cerdo" que encontramos en una mínima parte de la oferta cárnica cuando durante toda la vida del animal se lo alimentó a grano.

Es verdad que las empresas brasileñas involucradas trabajan en el país al haber adquirido firmas locales. Pero confiamos en que los controles del SENASA san estrictos en este sentido.

Finalmente, cuanto menos procesada esté la carne, más seguridad tendremos sobre sus condiciones sanitarias.

No hay como un asado argentino, con toda la ceremonia que implica ese acto familiar y de amistad. Ningún país (salvo Uruguay) consume carne con hueso y achuras como nosotros.

Hace algunas semanas, el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), participó de una feria en Dubai, así como lo viene haciendo desde hace tiempo en Rusia y la Unión Europea. Se observa cada vez más interés en adquirir nuestras carnes.

De nosotros depende ser proveedores confiables como lo fuimos siempre, hasta que aparecieron Cristina y Moreno. Mientras los brasileños sufren un enorme fenómeno de desconfianza, al desatarse el escándalo de las carnes podridas, por lo que aquí deberíamos aprovechar la oportunidad que se presenta.

Ojalá que esta vez no perdamos el tren. Y que los embajadores de la Marca País, se ocupen (y preocupen) de difundir las virtudes de nuestro alimento emblema, en lugar de hacer notar algún defecto que no es tal.

 

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