Burbujas al alcance del bolsiiloLunes, 19 de diciembre de 2016Recomendaciones para brindar en estas fiestas, sobre todo si el bolsillo no es nada holgado, como le ocurre a la mayoría de los argentinos.
Ilustración: Nadia Autón
En el Sommelier del Oeste tenemos la ridícula teoría de que la Argentina, como país, está purgando un karma que recae sobre los cinco mil kilómetros que recorren el territorio. Esta creencia nos trae al mes de diciembre, donde hace años que estamos brindando entre amigos y familiares por un futuro mejor (y me parece que no está funcionando).
Así llegamos al fin del 2016, con la economía dolarizada, asfixiada y enterrada en alguna bóveda en el sur del país, con una selección de fútbol que sigue perdiendo finales y con un gobierno que reconoce no saber cuándo "arrancará la economía". Además, se murió David Bowie.
Vamos al meollo de la cuestión. En las cenas de Navidad y Año Nuevo, nunca faltan el pionono con mayonesa, el vitel toné con anchoas o el paté de hígado de pollo.
Y así, como quien no quiere la cosa, llegan las 12 y nuestros sentidos embotados no están para disfrutar del "champán". Es cierto que si comiste como un cerdo, las burbujas y la acidez del espumante van a limpiar algo de la grasa que te metiste en el estómago, pero mejor tomá agua con gas y limón, que funciona para lo mismo.
Vamos a nuestro consejo. El espumante al principio, y si es complejo al medio, y si tenés mucha actitud podés meterlo donde quieras: acá sólo hablamos de invertir la costumbre y te damos algunos nombres accesibles para comenzar, porque nosotros pensamos brindar mucho antes de las 12.
Superburbujas más o menos al alcance del bolsillo, porque la economía no está para errar en la compra.
Callia Extra Brut ($70).
Deseado de Familia Schroeder (semiseco, $120)
Las Perdices Extra Brut (Charmat, $120)
Salentein Brut Nature ($130)
Cruzat Clásico Rosé Extra Brut ($170)
Nieto Senetiner Brut Rosé ($200)
Philippe Caraguel Extra Brut ($240)
Casa Boher ($250)
Los precios están sujetos a nuestro país; que te vean la cara, al descuento por volumen de compra en el súper chino o la necesidad monetaria de quién te los venda.
Recomendaciones para brindar en estas fiestas, sobre todo si el bolsillo no es nada holgado, como le ocurre a la mayoría de los argentinos.
En el Sommelier del Oeste tenemos la ridícula teoría de que la Argentina, como país, está purgando un karma que recae sobre los cinco mil kilómetros que recorren el territorio. Esta creencia nos trae al mes de diciembre, donde hace años que estamos brindando entre amigos y familiares por un futuro mejor (y me parece que no está funcionando).
Así llegamos al fin del 2016, con la economía dolarizada, asfixiada y enterrada en alguna bóveda en el sur del país, con una selección de fútbol que sigue perdiendo finales y con un gobierno que reconoce no saber cuándo "arrancará la economía". Además, se murió David Bowie.
Vamos al meollo de la cuestión. En las cenas de Navidad y Año Nuevo, nunca faltan el pionono con mayonesa, el vitel toné con anchoas o el paté de hígado de pollo.
Y así, como quien no quiere la cosa, llegan las 12 y nuestros sentidos embotados no están para disfrutar del "champán". Es cierto que si comiste como un cerdo, las burbujas y la acidez del espumante van a limpiar algo de la grasa que te metiste en el estómago, pero mejor tomá agua con gas y limón, que funciona para lo mismo.
Vamos a nuestro consejo. El espumante al principio, y si es complejo al medio, y si tenés mucha actitud podés meterlo donde quieras: acá sólo hablamos de invertir la costumbre y te damos algunos nombres accesibles para comenzar, porque nosotros pensamos brindar mucho antes de las 12.
Superburbujas más o menos al alcance del bolsillo, porque la economía no está para errar en la compra.
Callia Extra Brut ($70).
Deseado de Familia Schroeder (semiseco, $120)
Las Perdices Extra Brut (Charmat, $120)
Salentein Brut Nature ($130)
Cruzat Clásico Rosé Extra Brut ($170)
Nieto Senetiner Brut Rosé ($200)
Philippe Caraguel Extra Brut ($240)
Casa Boher ($250)
Los precios están sujetos a nuestro país; que te vean la cara, al descuento por volumen de compra en el súper chino o la necesidad monetaria de quién te los venda.
