En el Hotel Palo Santo

Sabores Nikkei en Namida

Sábado, 17 de diciembre de 2016

El restaurante del Hotel Palo Santo ofrece una versión moderna y personal de Cocina Nikkei, a cargo del chef propietario Facundo Kreiman. Sushi, tiraditos, cebiches y algunos platos japoneses.

 Namida- Bonpland 2275- Teléfono 5280-6103. Abierto de martes a sábados noche. Principales tarjetas.

Tipo de Cocina: Peruano Japonesa- Sushi

Barrio: Palermo Hollywood

Precio: $$$$

Tras la corta experiencia de Topinambour, el espacio gastronómico del Hotel Palo Santo se renovó con una nueva propuesta orientada al sushi y la Cocina Nikkei, de la mano del chef Facundo Kreiman, quien se hizo cargo de la concesión hace ya algunos meses.

Hubo una renovación que ha potenciado el jardincito del fondo, muy requerido para la época que ya estamos transitando y que tendrá su cenit durante el verano.

Kreiman es avezado en materia de sushi y sashimi; de hecho posee un delivery (Gako Sushi) y trabajó en Azul Profundo. La carta de Namida (lágrima, en japonés) abunda en este tipo de opciones, pero agrega cebiches, tiraditos y algunos platos japoneses.

En nuestra segunda visita, observamos que la brigada que se afianzó en todos los detalles, como suele ocurrir con el paso del tiempo. El servicio es atento y bien informado, en tanto que la carta de vinos ofrece etiquetas de bodegas menos conocidas. Las mejores opciones son los blancos y rosados, obviamente.

Nada mejor que comenzar la experiencia con un ceviche (mejor aún la degustación que nos tocó en suerte). Incluía el de Bengala, que preparan con leche de tigre, langostinos y pesca del día; el Siberiano, que lleva langostinos y salmón con leche de tigre especiada con mango y maracuyá, y el Sumatra resultó ser el más ingenioso en su concepción y lleva pulpo, pesca del día y langostinos con leche de tigre especiada con aceite de sésamo y salsa de ostras.

Algunas entradas son la palta crocante en panko y mayonesa de cilantro; galletas de crocante langostino con cresta de salmón, queso crema y cebollín, más salsa teriyaki; gyozas de cerdo y nira con salsa ponzu; o sopa misoshiru (infaltable en la cocina japonesa).

Hay además nigiris clásicos; uramakis; rolls que salen por diez unidades (pedir los Komorebi, tartar de atún y palta envuelto en pesca del día con salsa sour de ostras; Kogarashi, con langostino furai, cubierto de caviar negro y mayonesa de cilantro; o Shinrin-Yoku, langostino, queso y cebollino, cubierto con salmón en salsa de Campari).

Un hallazgo, el nigiri de salmón con tuétano en caldo japonés y wasabi. Y los tiraditos, salen con seis láminas, entre los cuales nos sorprendió el Atún Jean Luc, en el cual el pescado sale marcado con ajo negro más crocante de papa. El Namida incluye langostinos con mayonesa de cilantro, lima y punto de sricacha opcional.

Finalmente, los platos nikkei: atún rojo sellado en costra de sésamo, acompañado de gomae oriental con salsa teriyaki y hosomaki tempura de vegetales; cerdo tonkatsu, con arroz y ensalada de reoollo en cilantro; o tataki de lomo en su punto con salsa de granada y champaña con puré de arvejas y wasabi.

Para los días más calurosos, un fresco tataki de atún rojo sellado en sésamo, con verdes, kale, tomate y salsa teriyaki.

El "postre" que no hay que dejar de probar es el puré de palta y banana con miel, una receta familiar del chef Kreiman.

Vale destacar que el hotel no está identificado con cartel alguno, mucho menos el restaurante. Un inconveniente para despistados, pero como contrapartida, un lugar seguro como pocos.

Namida resultó una muy buena experiencia, en la onda de los pequeños bistrós que funcionan dentro de hoteles boutique.

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