Big Sur abrió sus puertas en la calle Cerviño con su oferta de comida callejera. Pero a no malinterpretar, todos sus productos son de primera calidad, en su gran mayoría orgánicos y tienen el valor agregado de un chef talentoso como lo es Maximiliano Rossi. Hamburguesas, panchos o pollo frito, sí, pero nada de chatarra.
Big Sur - Cerviño 3596- Abierto martes a domingos de 12 a 24. Teléfono: 4806-7264. Sólo efectivo
Tipo de comida: Hamburguesería
Barrio: Palermo
Precio: $$
Reuniendo componentes desde el sur del Estados Unidos a las estepas de la Patagonia argentina, Big Sur transforma los sabores del continente en un destacado homenaje no sólo a la comida que aman los yankees, sino también a los productores locales que tanto esfuerzo hacen y que tan poco mérito reciben. Esto se debe a que los productos que utilizan para cocinar en Big Sur provienen de la granja La Pebeta, en la localidad de Cardales en la provincia de Buenos Aires.
Pero esto no se detiene con los productos frescos de la granja, los pollos que utilizan son criados y alimentados en un ambiente natural, algo que también pasa con la carne de cerdo, ya que son criados a campo abierto y alimentados en base a pasturas.
CON PRODUCTOS SELECCIONADOS, SOLO PARA EL LOCAL, BIG SUR NO RENIEGA DE SUS RAÍCES, NI DE LOS PRODUCTORES.
Lo más destacado del menú son las hamburguesas. Los tres cortes de carne seleccionados previamente por el chef, y luego procesados en el local, pasan por un proceso que ellos llaman "flash dry", en el que la carne se guarda durante dos días en la heladera para que se asienten los sabores. Y vaya que se cumple. Pocas veces hemos probado carne de hamburguesa tan sabrosa como las de Big Sur.
Tienen tres opciones, la Mission con queso Lincoln de "La Suerte", alioli de alcaparras y cebolla caramelizada; la Americana, con queso cheddar "La Suerte" (pasa por un proceso en el local de Big Sur para llegar a la hamburguesa de la mejor manera posible), panceta ahumada y pepino, y la Criolla que se acompaña por lechuga, queso Lincoln, cebolla morada y tomate. Para los que prefieren otra variedad, pueden pedir la hamburguesa sola y agregarle los adicionales que gusten por un precio adicional muy razonable.
Los panchos, con salchichas elaboradas 100% en el local, tienen tres variantes: Grill (con adicionales), Choripancho, con queso mozzarella y salsa criolla de cilantro, y Pancho Alemán, con chucrut, relish y panceta crocante.
La carta continúa con el pollo frito, en sus dos variables: Bigsur con lechuga repollada y mayonesa de moho picante o Tenders, que se sirven con diferentes salsas en una canasta. También se los puede pedir al grill y agregarle los ingredientes que cada uno prefiera. Para cerrar la carta, hay variedades de chivitos uruguayos.
Para acompañar los pedidos, se pueden pedir en combo o por separado, papas fritas con agua o gaseosa o papas fritas con cerveza artesanal Bierhaus, en sus variedades Golden Ale, Honey, IPA y Scotch.
La novedad que incluyen los acompañamientos está dada por las pakoras (buñuelos de acelga orgánica al estilo indio) que sirven con una salsa picante para valientes.
Big Sur es un lugar distinto, algo diferente para salir de las tradicionales ofertas de hamburguesas, con productos de calidad, que no le escapan a sus raíces y que se consolidan en un producto original y que se consagra en las manos de Maximiliano Rossi.
Carmen es un restaurante de pastas con el plus que le impone su chef, Nacho Feiblemann. Así es posible encontrar una opción rellena de pesca de río; cintas (tagliatelle) cacio e pepe que acompañan una costilla hecha al kamado, o una original girandola rellena de batata asada, parmesano, castañas, manteca y menta. A ello hay que agregarle lo que el chef conoció en Londres: pastas con mucha manteca, cítricos, colores y rellenos no tradicionales. Una forma diferente de ver la cocina italiana en general, y las pastas en particular.
Hay pizzas y pizzas. Buenos Aires ofrece hoy diversas versiones que nos sorprenden a veces por la escasa o nula difusión que han tenido entre nosotros. Uno de esos casos es el de la variedad romana, finita, seca, crujiente y con ingredientes de calidad, algunos de ellos italianos. Es la que ofrece Così mi Piace, junto a varias opciones de pasta al dente.
Casi como si se tratara de un speakeasy, Rufino se descubre en el subsuelo del hotel boutique Mío Buenos Aires, de Recoleta. El restaurante se inauguró a mediados del 2018 y, por suerte, han logrado superar la pandemia que les pegó doble (ya que no disponen de espacios al aire libre excepto un diminuto patio al fondo del salón. El leit motiv es la carne argentina, llevada aquí a niveles de calidad y sofisticación bien entendida, que potencian la propuesta.
